viernes, 14 de junio de 2013

Día de Madres

Marisa Pineda

Desde hace poco más de una semana en los aparatos de sonido de las tiendas no se escucha otra cosa que Amor de madre, Madrecita querida y Señora Señora para motivar a la clientela a obsequiar un lindo presente que haga sentir a mamá como lo que es: la reina del hogar. Si intuye que A dos de tres va a referirse a las madres, le atinó. Hoy, A dos de tres es sobre las madres.

La fotógrafa Lourdes Grobet retrató a una mujer alimentando con biberón a un bebé acostado en una cama, en la imagen llama la atención la sonrisa que ilumina el rostro de la mujer irradiando felicidad. Grobet captó también a otra mujer, esta alimentando a un bebé en su regazo. En la imagen, por demás maternal, destaca la mirada tierna y orgullosa de la mujer. Mirada que se cuela por un par de rendijas de la máscara que porta. Sí, esta madre está enmascarada, se trata de una luchadora, La Briosa, protagonista de sangrientos combates que le dieron numerosos trofeos y un lugar en la historia de la lucha libre mexicana. La otra madre es Tania la guerrillera, gladiadora rudísima y leyenda del pancracio.

La Briosa, fotografía de Lourdes Grobet. (La imagen se presenta
con fines informativos, sin afán de lucro.)
En su libro “Espectacular de lucha libre” Lourdes Grobet captó la vida que hay más allá del gimnasio y los encordados. Esa panorámica incluye a las luchadoras en su papel de madres. Así, vemos a Tania la guerrillera lo mismo partiéndole la frente a la rival que posando orgullosa con sus seis hijos. La Briosa muestra igualmente su lado rudo que la faceta más tierna con su bebé en brazos.

La preparación de un luchador no es sencilla, son horas y horas de entrenamiento, de trabajar con pesas, en las cuerdas y a ras de lona. Ese entrenamiento duro, extenuante, no discrimina es totalmente unisex. Si una mujer desea convertirse en gladiadora deberá someterse a esa misma rutina. Los golpes y las lesiones en la lucha libre no respetan género, por eso cuando una luchadora descubre que esta embarazada tiene que hacer a un lado los compromisos y al completar su embarazo comenzar de nuevo, como lo han hecho Lady Apache, Bastet la diosa felina, Lady Cat, Tiffany y tantas más.

Las Irmas 
Mención especial de la maternidad en la lucha libre mexicana merecen Las Irmas, dupla integrada por Irma González y su hija Irma Aguilar. En solitario y como pareja Las Irmas escribieron páginas gloriosas en la lucha; además, con su ejemplo dieron redimensionaron el significado de la maternidad en el deporte de las doce cuerdas.

Además de las luchadoras que son madres, están también las madres de los luchadores. Esas mujeres que tienen que encontrar las palabras adecuadas para sanar las heridas que quedan en el ánimo de los perdedores, o para evitar que el júbilo de los ganadores se desborde más allá de la tercera cuerda olvidándose de que por más triunfos que sumen no son invencibles.

La vida de las madres en la lucha libre no es fácil. Se preparan arduamente, se tienen que sobreponer al cansancio y al dolor. Su trabajo es sumamente exigente y mal pagado. Y al final, cuando las luces de la arena se han apagado, es tomar el camino de regreso a casa para cumplir con el triunfo o la derrota a cuestas con el papel de ser madre. Y es que la lucha libre se parece mucho a la lucha diaria.


Muchas gracias por leer éstas líneas y con ello hacer que esto valga la pena. Comentarios, sugerencias, invitaciones, mentadas y hasta felicitaciones en adosdetres@hotmail.com En Twitter en @MarisaPineda. Anímese a leer un libro, ¿qué tal uno de poesías? Para que este día de madres declamar una como cuando nos tocaba participar en los festivales de la primaria. ¡Ah! Y no se le olvide