viernes, 14 de junio de 2013

¡Hágase la modernidad!

Marisa Pineda

¡Hágase la modernidad! Y la modernidad se hizo en forma de rectángulo de plástico. Hoy A dos de tres comparte el gusto de que en breve quien esto escribe se sentirá como que sube un escaño en la escala del figure y todo gracias a una nueva tarjeta. ¿De crédito? Preguntan los de Vida y Estilo. No, respondo, tarjeta para viajar en camión urbano. Aunque Usted no lo crea.

Pues sí, resulta que en breve ya no habrá más necesidad de comprar la primera golosina que se le atraviese nada más para feriar y tener con que pagar el boleto del urbano, a fin de evitar que al bajar se le olvide pedir el cambio al chofer y el viaje le resulte como si hubiera ido a Mazatlán y no a una colonia de la periferia culichi.

Ahí tiene que la modernidad sigue llegando al transporte urbano. Sí, es cierto que todavía hay unidades cuyos dueños entienden por “aire acondicionado” abrir las ventanas, pero hay muchos otros camiones que, le he contado ya, hasta internet traen. Pues ahora al aire acondicionado (el de verdad), a la publicidad en pantallas planas, al “wi-fi”, súmele que ya podrá pagar con tarjeta su pasaje. La modernidad ya está en la ciudad de Guamúchil, de ahí pasará a Mazatlán, luego a esta capital, para continuar en Guasave y Los Mochis a la cola.

El asunto es así: Guamúchil es la ciudad piloto en donde a 50 unidades les colocaron lectores de tarjetas. Estas tarjetas las van a entregar en módulos, Usted podrá pasar por su plástico a dichos sitios y depositarles el equivalente a la cantidad de pasajes que desee. Al subir al camión entregará la tarjeta al conductor, este la deslizará por el lector y ¡listo! No habrá problemas con que “seño, no está completo, le falta un peso”.

Dicen las autoridades que eso agilizará los recorridos y ayudará a evitar los asaltos. En mi calidad de usuaria lo que puedo añadir es que el uso de tarjetas evitará el riesgo de que le toque un chofer malhumorado que cuando reciba un billete de mediana o alta denominación (no por presumir, si no porque es el último que le queda) le mire impaciente, como si al pedirle su cambio cometiera una impertinencia, empiece a acelerar intimidante y al final le diga “cuando baje le doy la feria”, so riesgo de que la memoria y la prisa le jueguen una mala pasada, se le olvide pedir el cambio y le salga caro el viaje.

Que el costo de los dichosos lectores (50 mil pesos, cada uno) lo vamos a terminar pagando los usuarios, es un hecho; como que lo ve venir en el próximo anuncio de aumento a la tarifa del transporte urbano. El asunto no es que puedan encarecer el costo del pasaje (que irremediablemente seguirá encareciéndose), el chiste va a estar en que los referidos lectores funcionen y no pase como con los taxímetros. Para cumplir con la instrucción de la autoridad de Tránsito, los concesionarios colocaron taxímetros a los vehículos de alquiler, prácticamente todas las unidades traen el aparatito y la correspondiente calca “unidad equipada con taxímetro”. En efecto, equipada y hasta ahí, porque son contados los que realmente utilizan el taxímetro para cobrar, pues siguen aplicando las tarifas a como les da su real entender.

En lo que los lectores de tarjeta demuestran ser una buena idea o una mera ocurrencia, los de A dos de tres ya nos vimos subiendo al camión y pagando con nuestra tarjeta. Si hasta el dedo chiquito vamos a levantar cuando tengamos el plástico en la mano, porque nadie nos va a quitar sentirnos que con ella ascendimos medio escalón en la escala del figure. Y es que eso de subir al camión y pagar con tarjeta en vez que las moneditas, de que da caché, da caché.


Muchas gracias por leer éstas líneas y con ello hacer que esto valga la pena. Ya sabe, comentarios, sugerencias, invitaciones, mentadas (se aprecia el que se tomen el tiempo) y hasta felicitaciones (muchas gracias por ellas) por favor en adosdetres@hotmail.com En Twitter en @MarisaPineda. Anímese a leer un libro, y mientras que tenga una semana en que no falte ni la feria ni que feriar.