miércoles, 12 de marzo de 2008

A dos de tres
Marisa Pineda
La columna anterior y esta son producto de un fin de semana totalmente ocioso. El quedar reducida a la calidad de foco infeccioso, por una gripa y una tos que sigue presentándose en los momentos más inoportunos (como toda tos que se precie de ser seria), llevaron a esta su amiga a estar horas y hoooras aplastando todos los botones del control remoto de la televisión, hasta dejar estacionada la imagen en un canal de música grupera. Dos días de “análisis visual” (puesto así, hasta parece ejercicio académico) llevó a encontrar que los videoclips gruperos no se quedan atrás en el uso de clichés.
Cabe recordar que para fines de esta columna “Música grupera” abarca aquellos ritmos de banda, tecnobanda, pasito duranguense (pa’ todo hay gustos), etcétera; interpretadas por primos, nietos, sobrinos y cuanto animalito del Norte, de la Sierra, de Sinaloa y de Durango aparece en pantalla.
Ya comentamos aquí que dentro de los clichés en los videos gruperos están: las mansiones, la playa con rocas, los jardines con palapa y alberca (si no, no valen), las residencias de superlujo (donde parece que el dueño sólo dio permiso de filmar sala y billar de rapidito, en la cocina todo el tiempo que quieran) y los helicópteros.
Decíamos, y sostenemos, que los helicópteros parecieran ser el aparato que concede máximo estatus a los videos gruperos. Que enbikinadas ni que nada. Mujeres en bikini, microfaldas (decir mini no alcanza) o en pantalones que parecen pintados al cuerpo los hay prácticamente en el… que le gusta… 80 ó 90 por ciento de los videos, pero emplear helicópteros, ahí si, como dijeran los Perros del Mal, “pocos son los elegidos”.
Aquí le va la otra parte:
Caballos. Sí, caballos. Emplear caballos es un cliché bien socorrido. Pero viera usted que cuacos. No son caballos carretoneros, nada de eso. Son unos animales que si en la tele se ven hermosos, ya me imagino que de lindos han de estar en vivo. Todos ellos bien educados, más bailadores que una botarga del Doctor Simi, con el pelo brilloooso brilloooso, como de anuncio de champú. Hermosos los cuacos, sin duda alguna.
Cuando aparece un caballo en escena el cantante se presentará ataviado con un elegantísimo traje de charro, con sus iniciales bordadas en el cinto y grabadas en la botonadura. En versión norteña, el intérprete saldrá con un atuendo consistente en: pantalón de mezclilla, camisa lisa o de cuadros (¿no les gustarán las de rayitas?) bajo una chamarra de piel que complementa a unas botas de piel exótica cos-to-sí-si-mas y una tejana que si nos ponemos a escribir aquí las equis que tiene, llenamos esta y dos columnas más.
Esta también: la cantina. A la cantina lo mismo llega el solista que el grupo completo, ya sea a ligar o a llorar sus penas. El protagonista siempre de los siempres pedirá tequila, jamás lo verá usted con una botella de cerveza, un tarro, una copa o un vaso que no sea tequilero. Si quien canta es mujer saldrá con su tequila por un lado; pero si está como objeto del deseo o del dolor del cantante, el asunto cambia, porque entonces aparecerá con un vaso jaibolero (¿no les gustarán los cocteles?).
La lista de los clichés no podía dejar por fuera a los carros de lujo. La versión terrestre de los helicópteros. Jaguar, Lamborghini, ya de pobres BMW. Hummers grandes, más grandes y mucho más grandes. Uno ve esos videos y pareciera que fuera de lo más común transportarse en esos autos sacados de la revista Fortune. Pero por si fuera poco, parece que todos esos vehículos tienen versión limusina.
Si, en los videos salen unas limusinas eteeernaaas, imposibilitadas para dar vuelta en u. Limosinas que parece se venden o rentan por metros. Frente a ellas el trailer de Lola queda en calidad de bocho.
¡Uuy! Aquí viene el cliché sensual: la cama. Cuando aparece una cama en un video grupero es para alguna de estas dos cosas: para hacer un video con temática donde el amor del protagonista se muere, o para hacer un video donde el erotismo -en repetidas ocasiones- se asoma a los terrenos del porno suave.
Los desnudos son impecables. Los femeninos de dorso. Cuando la cámarapasa por nalgas y muslos hacen que, si quien lo ve es mujer, diga #$$% vieja o bien “ah-ha-há tiene celulitis”. Los comentarios del género masculino no los pasamos al papel, porque capaz que a esta columna le cantan la tercera caída.
¡Ah! Pero cuanto el que sale bichi es el cantante... pues… la mayor de las veces hay que emplear la admiración o franca veneración al ídolo para pasar por alto los kilos de más, la ausencia de músculos marcados y los calcetines. (Señores directores de videos gruperos: un cuerpo desnudo con calcetines es un antídoto contra la sensualidad, ya no se diga la lujuria). Cabe aclarar que si el intérprete tiene su no sé qué, que qué se yo el comentario del público femenino será “no está nada mal” y el del masculino “ha de ser p…ñal el guey”.
Cerraremos la lista con las armas. Del calibre que se le ocurra. Armas cortas, largas, todas enjoyadas, todas nuevas, nada de partes oxidadas. Las cachas con iniciales y/o figuras elaboradas en oro y piedras preciosas (no me vaya a decir que son suaroskis). Unos trabajos de orfebrería supremos. En los videos en que aparecen armas, el o los protagonistas tienen que salir más enjoyados que un rapero de Nueva York. Las armas tienen que llevar a un protagonista que, mínimo, porte al cuello una placa del tamaño de una rebanada de pan tostado. Obvio que una placa así debe ir colgando de una cadena como de pasear al perro.
Y ahí dejamos el primer remesa de cliches. Usted ¿Cuáles agregaría?.
Muchas gracias por leer estas líneas y con ello hacer que esto valga la pena. Que tenga una excelente semana.
Comentarios, sugerencias, mentadas,invitaciones y hasta felicitaciones por favor en adosdetres@hotmail.com