martes, 12 de febrero de 2008

A dos de tres

Marisa Pïneda

Hola, hola. Muchas gracias a quienes han tenido el estupendo detalle de escribirnos. N'ombre, si ya los de "Bisnes end money" y los de "Le politiq", que presumen de ser de las columnas más leídas, están asustados, y eso que apenas llevamos un mes. ¿Un mes ya?, que rápido se va el tiempo cuando uno esta agusto.
Para quienes es la primera vez que leen A dos de tres, los pongo al tanto: resulta que a la de la letra le encanta la lucha libre, de ahí el nombre de la columna. Bueno, pues como muchos saben y los que no, ahora lo sabrán, el 5 de febrero se cumplieron 24 años de la muerte de El Santo, nombre que sintetiza la quintaescencia de la lucha libre mexicana. Para este renglón, le apuesto a que ya sabe de que se tratará A dos de tres hoy. Si dijo "de el Santo", le atinó.
A lo mejor a usted la lucha libre no le llama la atención nadita, o quizás hasta la considere de nacos pero créame, el saber no ocupa lugar y saber algo de el Santo no sobra, por el contrario, a veces ayuda en las conversaciones, pasa como cultura general.
Rodolfo Guzmán Huerta nació el 23 de septiembre de 1917, en Tulancingo, Hidalgo. El propio luchador diría en entrevista con Noé Cubas Colmenares (la cual aparece en el libro Santo el enmascarado de plata y Casanova) "Cuándo nació el Santo? No lo sé... He nacido muchas veces; para mi, el calendario, el tiempo, no ha contado".
En su adolescencia incursionó en la pintura y la escultura, estudió en la Academia de San Carlos. Desde entonces mostró, además de sus cualidades artísticas, sus indiscutibles aptitudes para los deportes.
Hay documentos que indican que el 28 de junio de 1934 Rodolfo Guzmán Huerta debutó en la arena Peralvillo Cozumel, con el nombre de Rudy; sin embargo, de acuerdo a los registros de la Empresa Mexicana de Lucha Libre, el debut oficial se marca en 1935, en la arena Islas de la colonia Guerrero, como Rudy Guzmán. En 1936 se convierte en enmascarado y toma el nombre de el Hombre Rojo. En la década de los 40 se transforma en el Murciélago II, pero la Comisión de Box y Lucha lo obliga a cambiar de nombre luego de perder la demanda que le entabló el Murciélago Velázquez. Sobre este episodio el Santo le confesaría a Cubas Colmenares, en una de sus tantas entrevistas, "fue la peor etapa de luchador. Francamente llegué a considerar la posibilidad del retiro".
Fue justo en esa época, en que la suerte le aplicaba a Guzmán Huerta la quebradora, cuando el empresario Jesús Lomelí le propuso cambiar de nombre, planteándole tres opciones: El Ángel, El Demonio o El Santo. La elección es de sobra conocida.
Ataviado con su máscara plateada, confeccionada en piel de cerdo, el Santo subió al ring el domingo 26 de julio de 1942, enfrentándose al Ciclón Veloz.
De su debut oficial en 1935, a los 17 años de edad, a su retiró el 12 de septiembre de 1982, el Santo tuvo más de 15 mil peleas y ganó aproximadamente el 75 por ciento de ellas. Ha sido el luchador que más tiempo mantuvo su anonimato, y el que más cabelleras, capuchas y trofeos logró. Su primer sueldo fue de 1 peso con 50 centavos, ya con la fama del personaje llegó a cobrar 5 mil pesos por lucha, según comenta Rafael Olivera Figueroa, en "Memorias de la lucha libre". (¿Se nota mucho que el tema me gusta?).
En 1950 el Santo hizo una gira por Estados Unidos, de la cual destacan las presentaciones que hizo sin máscara, en Houston, Texas.
El miércoles 3 de septiembre de 1952 apareció la historieta Santo El Enmascarado de Plata, de José G. Cruz, constaba de 32 páginas y costaba 50 centavos. Inicialmente salía a la venta los miércoles, pero como el éxito fue tal llegó a publicarse tres veces por semana, alcanzando un tiraje de un millón y medio de ejemplares. Los cincuentas fue la época en que historieta se convirtió en el caldo de cultivo para la ciencia ficción mexicana, cuando germinó la mitología de los paladines mexicanos, como el Santo que, para colmo, era real.
El 13 de octubre de 1952 comenzó el rodaje de la película El Enmascarado de Plata, con argumento de José G. Cruz, y dirección de René Cardona. La cinta se exhibió hasta 1954. El resto es historia. El cine de luchadores se convirtió en un género, que hasta el día de hoy es objeto de análisis y tesis.
Quién no recuerda al Santo peleando contra las mujeres vampiro, contra los monstruos, contra el Cerebro del Mal, hasta con las Momias de Guanajuato y que decir contra los extraterrestres. El Santo tuvo para todos los villanos; para los que llegaron provenientes de las leyendas mexicanas, para los que venían del más allá y hasta para los desembarcados del espacio sideral. A todos los despachó para tranquilidad del mundo, pero sobre todo de México.
Diálogos como "Santo llamando a Blue Demon, Santo llamando a Blue Demon, contesta Demon" se encuentran ahora en ringtones de celulares. Veinte pesos más iva y su celular sonará así: "Santo se escapan las momias, Santo se escapan las momias".
Rodolfo Guzmán Huerta murió el 5 de febrero de 1984, unos diez días después de haber mostrado buena parte de su rostro en el programa Contrapunto, de Jacobo Zabludovsky. Dos años antes, en una entrevista que cita José Buil en el artículo "El Santo, máscara y músculo", Guzmán Huerta había expresado: "Mi historia la hice yo mismo. Tal vez haga historia cuando me muera, tal vez me olviden. Tú sabes que un personaje surge y muere. El personaje de Santo quizá lo haga después uno de mis hijos, a lo mejor así el Santo llega a ser una leyenda".
Y se convirtió en leyenda, en ícono de la cultura popular mexicana.
Como dice la canción de Botellita de Jerez: "Hay hombres que luchan un día y son buenos, hay hombres que luchan un año y son mejores, hay hombres que luchan muchos años y son muy buenos, pero hay quienes luchan todos los domingos, esos son los chidos".
Antes de irnos, vamos a la sección de comerciales. El 14 de febrero es inminente. Si usted quiere festejar el Día del Amor y la Amistad con algo más que chocolates, peluches, flores, globos y sushi, puede acudir al kiosco de la Plazuela Obregón. Ahí estará, a eso de las 11:00 de la mañana, el amigo Raúl Quiroz, promotor del programa Sinaloa un estado de lectores, hablando sobre el amor en la literatura y obsequiando libros. Si anda por el centro, valdrá la pena hacer un alto en el kiosco de la plazuela. La charla y los libros serán gratis, y ¿que hay más barato que gratis?.
Ahora si, ya nos vamos. No sin antes agradecerle el favor de su atención y con ello hacer que esto valga la pena.
Recuerde: comentarios, sugerencias, invitaciones, mentadas y hasta felicitaciones puede hacerlas llegar en adosdetres@hotmail.com
Que tenga una excelente semana.