martes, 11 de septiembre de 2012

Orgullos paralìmpicos




Marisa Pineda

Me va a pasar a disculpar, pero se me hinchan los dedos de orgullo al teclear el nombre de Jorge Benjamín González.  ¿Quién es? Es el atleta paralímpico que ganó medalla de bronce en los Juegos Paralímpicos de Londres y es de esos culichis que vale la pena presumir. Quizás su nombre y el del resto de los atletas mexicanos que han dado a nuestro país 18 medallas en estos juegos (y sumando) no le sea familiar porque la televisión comercial no les ha dedicado ningún programa especial, porque sus logros no les han merecido más allá de dos minutos en los cuales el rostro de los comentaristas parece pedirles perdón por no darles el lugar que se merecen.

Hasta el momento de teclear éstas líneas México lleva 18 medallas en los Paralímpicos; cinco de oro, cuatro de plata y nueve de bronce. Dieciocho medallas más que suficientes para que estemos echando las campanas al vuelo y la televisión pasando mensajes de felicitación en cada corte comercial. Un solo atleta ha ganado medallas en disciplinas diferentes, otros han impuesto nuevas marcas; pero no, para los grandes consorcios mexicanos de televisión esos logros no han merecido mayor atención.

Ignoro cuan costosos sean los derechos de transmisión, pero ¡carambas! mínimo un programa especial hecho en casa, que no se note la pobreza. En Culiacán la televisión local ha estado atenta al desempeño de Jorge Benjamín González, con reportajes previos y especiales, y no dudo que así ocurra en cada ciudad donde radica cada atleta, pero a nivel nacional cuan pobres de espíritu se están dejando ver los consorcios.

No hemos visto las historias de los atletas paralímpicos desde que eran niños, de cómo llegaron a su disciplina, de sus logros previos, de los problemas que enfrentaron para llegar a Londres. En las revistas no aparecen las entrevistas a las abuelitas o a los padres orgullosos contando la historia de tenacidad de sus vástagos. Nos deben esas historias que tanta falta nos hacen en estos momentos en que palabras como valor, coraje, tenacidad y orgullo parecen haber torcido su significado.

De acuerdo a datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) en México hay cinco millones 739 mil 270 personas con algún tipo de discapacidad, que equivale a aproximadamente el cinco por ciento de la población mexicana.  Quienes en alguna ocasión hemos estado impedidos para movilizarnos normalmente, sabemos de la horrible discriminación que sufren las personas con alguna discapacidad.

La de ellos es una muestra constante de superación e ingenio para vencer la adversidad, principalmente la que les hemos impuesto las personas “normales”. En Culiacán, por ejemplo, no hay un parque de diversiones que incluya atractivos para niños en sillas de ruedas. No hace mucho me topé con una fotografía de unos columpios para niños en sillas de ruedas; se trata de unas plataformas a los cuales se sube la silla, se asegura y a darle a la mecedera. Ojalá y no pase mucho para que los parques públicos de Culiacán y de todo Sinaloa los incluyan.

En las salas comerciales de cine el acceso de las personas en sillas de ruedas llega hasta la primera fila. Si quieren ver la película deben hacerlo desde los lugares a los que les sacamos la vuelta porque termina uno “colti” de estar con la cabeza casi viendo el techo.
Hasta no hace mucho si una persona en silla de ruedas quería usar un teléfono público debía solicitar a un buen samaritano que le marcara el número, porque desde la silla no se alcanzaba el aparato. Cuando los cambiaron más de uno puso el grito en el cielo porque “casi hay que hincarse para poder usarlos”.

Luego están los edificios con rampas a las que les faltan dos grados para ser paredes, por las cuales no sube fácil ni un diablito, mucho menos una silla de ruedas. Ni que decir del transporte urbano, ahí la adaptación llega hasta la señalización del primer asiento como exclusivo para discapacitados. ¿Cómo se suben? Ese es otro cantar.

Y con todo ese marco adverso, en cada edición de los juegos paralímpicos nuestros deportistas entregan buenas cuentas en el medallero. Sin embargo, es justamente con ellos con quienes la mayoría de los medios de comunicación de nuestro país siguen acrecentando su deuda.

Por cierto,  conforme a cifras del Consejo Nacional para la Prevención de Accidentes anualmente se registran en México cuatro millones de accidentes viales que dejan más de 40 mil discapacitados, la mayoría en jóvenes menores de 20 años. Espeluznante y suficiente para ponernos a pensar en cómo hacer para que la ciudad deje de ser una gran pista de obstáculos para las personas con discapacidad.

Muchas gracias por leer éstas líneas y con ello hacer que esto valga la pena. Comentarios, sugerencias, invitaciones, mentadas y hasta felicitaciones en adosdetres@hotmail.com En Twitter nos encontramos en @MarisaPineda. Que tenga una semana de grandes logros, y anímese a leer yo se lo que le digo, se va a divertir.