lunes, 16 de enero de 2012

Niños en la política


Marisa Pineda

La contienda electoral sigue tomando forma. En los medios de comunicación escritos, electrónicos y alternativos son mayores los espacios acaparados por la propaganda que rodea los comicios. En A dos de tres invitamos muy cordialmente a candidatos, partidos políticos, autoridades electorales, similares y conexos a que se abstengan de emplear niños en sus anuncios. Es chocante ver en televisión a un niño que en vez de estar más mortificado en las aventuras de Bob Esponja o de los Backyardigans lo tienen ahí balbuceando “participa (en las votaciones) es nuestro mejor consejo”. ¡Por favor! Respétenle su niñez.

Por muchos años se ha dicho que los niños son excelentes transmisores de los mensajes publicitarios (y si a eso le añade un perro mejor aún, niño con perro es fórmula ganadora). Cuando el llamado “marketing político” desplazó a las hoy añejas campañas estrictamente propagandísticas no fue extraño, pues, que cada vez más niños fueran empleados (la palabra es correcta: em-plea-dos)  como la vía para llegar al receptor final que es el adulto, más concretamente al adulto con credencial de elector y que vota.

Las imágenes aquellas, tan populares en tiempos del unipartidismo, en que  del Señor Candidato aparecía sonriente cargando a un niño han cambiado en sus roles. Aquellos plebes mugrosones, despeinados, chimuelos, que con su desaliño hacían creíble la espontaneidad del momento, son ahora chamacos limpiecitos, bien peinados, ataviados con sus mejores galas (bien planchadas y nuevas, pero eso sí, sin marcas conocidas para no menospreciar a la perrada) que llevan la voz cantante y hacen ver a los protagonistas adultos como sus patiños.

Dicen los que dicen saber que el propósito de incluir niños en los comerciales sobre productos totalmente ajenos a ellos (seguros de vida, tarjetas de crédito) es despertar el instinto de protección de los padres y convencerlos de que con tales productos dará mayor seguridad o bienestar a sus hijos. 

Sin embargo, en el caso de la mayoría de los mensajes políticos que emplean chamacos el propósito antes referido se esfuma cuando presentan al plebe como el mayor experto en desenmarañar el entramado político, rematando con la subliminal advertencia de que todo aquel que no siga el atinado consejo del mocoso y no vote por quien él recomienda, en su salud lo hallará.

Se supone que quienes hacen política algo debieron de haber aprendido luego de la tunda que le dieron a Marianita en la campaña que protagonizó sobre la reforma electoral, pero no, allá van por más y el más reciente ejemplo es el Consejo Estatal Electoral.

En el comercial de ese organismo sale una señora joven, muy guapa toda ella, caminando por una plazuela (la Rosales). Va sonriendo a todo el que se le atraviese: a unos plebes jugando, a un jardinero que la saluda inclinándose la cachucha en un gesto respetuoso. La señora cruza la calle y agradece a una amable conductora que frena para darle educadamente el paso. En la otra acera ya la esperan un señor (también joven) y un niño. La pareja se saluda, el señor alza al niño en brazos y el chamaco que, como la mayoría de los niños, apenas puede pronunciar la “erre”, hace su mejor esfuerzo y dice de corridito: “participa es nuestro mejor consejo”.

¿Qué tiene que andar metido el niño en tales bretes electorales? Si ni credencial de elector tiene. Es tan chiquito que ni para ser observador infantil le alcanzan sus años. ¿Para qué abollarle una placentera niñez metiéndolo en esos asuntos?

A Marianita, la niña que protagonizó la campaña del Partido de la Revolución Democrática sobre la reforma electoral llevando a “Chucho”  (Jesús Ortega) como patiño, le fue como en feria. En las redes sociales hasta se abrieron (y atiborraron) un par de grupos a quienes el personaje (nos) caía mal. Los niños sabiondillos metidos de esa forma a la política no agradan, chocan. No es una campaña de seguridad vial en que el plebe se preocupa por su familia (como la de “No se puso el cinturón”  que protagonizara en su niñez Ximena Sariñana) sino de algo tan puesto en entredicho hoy en día como es la política en México. 

Muchas gracias por leer éstas líneas y con ello hacer que esto valga la pena. Ya sabe, comentarios, sugerencias, invitaciones, mentadas y hasta felicitaciones por favor en adosdetres@hotmail.com en Twiter le da seguir a @MarisaPineda y listo.

Que tenga una semana como comercial de televisión, pero de los comerciales bonitos.

PD: El meteorito sigue perdido. Parece que cayó dos pasos más allá de donde termina Sinaloa y comienza Chihuahua, y las autoridades de Sinaloa dejaron de buscarlo porque le toca a Chihuahua.

PD bis: Cuando nos da por tocar  temas como el de hoy al correo nos llegan señalamientos de que si somos de tal o cual partido. Vamos a recordarlo para que quede claro: en A dos de tres somos rudos con corazón de técnico, y ya.

PD final: Don Autoridad, qué pasó, cómo va. ¿Cuántos inocentes murieron esta semana a manos de la delincuencia? Hubo ya justicia para alguno de ellos, más allá de la Justicia Divina. Si espera que el olvido termine de sepultarlos, error, no se nos olvida.