martes, 22 de marzo de 2011

A dos de tres

Marisa Pineda

Suena el teléfono celular, más bien de él sale la voz de Jenny Rivera, la “Diva de la banda”, cantando “que yo te quiero a ti, culpable o inocente. A pesar de tod…” y cuando la dueña del teléfono esta por contestar la de la letra queda boquiabierta. ¡Sus uñas tienen lucecitas que se encienden cuando suena el teléfono!.

A lo largo de los últimos, ¿que serán? ¿Cinco? ¿Seis años? El decorado de las uñas ha alcanzado en Culiacán dimensiones artísticas. De los dibujos geométricos, abstractos, de flores y reproducciones varias (alguna vez me tocó ver una reproducción de “El grito” en una uña) se pasó a pegarles cristales Swarovski, luego a incrustarles los cristales y ahora a hacer que enciendan con un chip.

Por allá cuando esta su amiga era plebe se usaron calcomanías que se pegaba uno en las uñas. Eran dibujos de tréboles, flores y catarinas, o bien alguna imagen “psicodélica” como se le decía a lo que no se le encontraba forma definida. Compraba uno la plantilla, despegaba la calca de la tira de papel, la adhería a la uña y la fijaba con agua. Su duración era efímera y, por tal de prolongar el decorado, uno urdía cómo lavarse las manos sin tocar la uña. El proceso era tardado, pero permitía ampliar la permanencia del adorno.

La moda aquella desapareció y durante muchos años lo “in” fue pintarse las uñas de un sólo color. Brillante o discreto pero todas las uñas de un color. Así hasta que llegaron los horribles 80’s con su tendencia neón. Colores neón en todo: ropa, calzado, accesorios y uñas.

En los 80’s, durante la etapa neón, las uñas iban en colores fosforescentes: naranja chillón, amarillo bilis, verde, azul, lila o rosa fosforiloco solos o combinados, uña una de un color otra de otro.

Después de la explosión que fueron los 80´s para los 90´s la tendencia fue lo natural. Se popularizaron las manicuras con esmaltes prácticamente incoloros, así como el llamado “manicure francés” consistente en pintar el crecimiento de la uña en
blanco y el resto con brillo transparente.

Pero el nuevo milenio trajo a Culiacán una nueva generación en el decorado de las uñas, y si su organismo no produce la suficiente queratina como para que sus uñas crezcan firmes y sin resquebrajamientos, no importa, para eso están las uñas postizas. Y nada de postizos hechos a base de popotes de plástico, como antaño. No, ahora las uñas de acrílico, de gel, de seda y de una serie de mezclas harán que se vean naturales, en tanto la forma y descomunal tamaño no delaten su origen.

Sí, porque ahora el decorado no se restringe a reproducir dibujos en esos pequeños lienzos en que algunas manicuristas (verdaderas artistas del pincel) convierten las uñas, el decorado abarca la forma. Hay uñas del tamaño y la forma de un totopo, otras sumamente picudas como palas de jardinería. También las hay como rectángulos larguísimos y curvos como personaje de historieta de terror.

En cuanto a los adornos parece que la imaginación del cliente y la capacidad de la manicurista son el límite. Están los decorados acorde a la época del año: flores en primavera; arañitas con todo y telaraña, calaveras y esqueletos en Halloween; Santa Claus, esferas y pinos en Navidad. La fe también se lleva en las uñas e igual hay reproducciones de San Judas Tadeo, el Sagrado Corazón de Jesús, San Charbel y la Virgen de Guadalupe (todos en versión estampa o caricatura), que imágenes de Jesús Malverde y de la Santa Muerte. La naturaleza también tiene su lugar en las uñas con la reproducción miniatura de las más variadas flores y de la hoja de mariguana, convertida ya en todo un clásico en el decorado.

Pero no todo son dibujos, también están los brillos, y cuando el brillo en el esmalte no es suficiente, el cristal Swarovski es el complemento perfecto. Cristales con un lado plano para adherirlos sin mayor problema y cristales facetados que se incorporan a las uñas en forma de totopos, o a las muy largas, mediante una perforación en la que se coloca un eje y en él se inserta la figura. Al final tiene uñas con un agujero en el cual está un corazón de cristal al cual puede hacer girar, cual músico enjundioso girando el tololoche.

Pese a todos esos esfuerzos el decorado estaba incompleto. No era suficiente pasar horas inhalando el olor del acrílico y los esmaltes. No bastaba que la decoradora terminara con los dedos pegados entre sí por el adhesivo industrial que se emplea para fijar los cristales. No, faltaba incorporar tecnología.

Qué lejos estaba Jack Kilby de imaginar que el cuadrito electrónico de seis milímetros que probó exitosamente en 1958 iba a llegar hasta las uñas. Estoy segura que ni siquiera cuando el llamado “Padre del microchip y de la electrónica moderna” recibió el Premio Nobel de Física, en el año 2000, cruzó por su mente que aquel circuito integrado que revolucionó la tecnología revolucionaría también el mundo de la estética y el cuidado personal.

Ahora, la última generación de uñas postizas lleva chip para que se enciendan cuando suena el teléfono celular.

Apenas alcancé a preguntarle a la muchacha aquella si le habían hecho las uñas aquí, en Culiacán, y quién. “Sí. Una amiga” fue todo lo que me dijo, así de escueto.
Ella siguió su camino y yo me quedé con muchas preguntas. ¿Funciona con todos los tonos del teléfono? ¿Y si se descompone el celular? ¿O te lo roban? (Aunque dudo mucho que se atrevan a robárselo) ¿De qué colores se iluminan tus uñas? ¿Se pueden apagar? ¿Cuánto duran? ¿Puedes agarrar bien los objetos pequeños? Son muchas las preguntas que se agolparon y mínimo el tiempo. Se las pusieron en Culiacán, una amiga. Fue todo lo que me dijo. Agarró su bolsa de firma y entró a una tienda de ropa, también de firma. ¿Cuánto le costarían? Me pregunté e inmediatamente me respondí: ¡Nah! Están muy largas, no se pueden agarrar las moneditas para el camión con ellas.

Muchas gracias por leer éstas líneas y con ello hacer que esto valga la pena. Ya sabe, comentarios, sugerencias, invitaciones, mentadas y hasta felicitaciones por favor en adosdetres@hotmail.com

Que tenga una semana con hermosos decorados.