lunes, 4 de febrero de 2013

Advertencia Miranda

Marisa Pineda

Te atrapamos Joe. Tienes derecho a guardar silencio, todo lo que digas podrá ser usado en tu contra. Tienes derecho a un abogado, si no cuentas con uno el Estado te lo proporcionará. Hasta ahí me la se porque en ese momento la patrulla se lleva a Joe, y pasan a comerciales o se acaba el programa. Ahora, como en serie gringa, la Policía Federal leerá la cartilla a los detenidos al momento de la aprehensión.

Como la buena memoria no es don de todos, los derechos se imprimieron en una tarjetita que los agentes federales deberán traer cual estampita milagrosa, para que al momento de hacer una detención empiecen a recitar lo que a la letra dice: Usted se encuentra detenido por los siguientes motivos… Usted es considerado inocente hasta que se le demuestre lo contrario. Tiene derecho a declarar o guardar silencio. En caso de decidir declarar, tiene derecho a no inculparse. Tiene derecho a un defensor de su elección, en caso de no contar con uno el Estado se lo proporcionará de manera gratuita. Tiene derecho a un traductor e intérprete. Tiene derecho a que se le ponga en conocimiento de un familiar o persona que deseé, el hecho de su detención y el lugar de custodia en que se halle en cada momento. Tiene derecho a que se le ponga, sin demora, a disposición de la autoridad competente. En caso de ser extranjero, el Consulado de su país será notificado de su detención.

En Estados Unidos, “tienes derecho a guardar silencio” es parte de la Advertencia Miranda, que toma su nombre de Ernesto Miranda, un indigente residente de Arizona, detenido y procesado en 1966 por rapto y violación de una joven de 18 años. Identificado por su víctima y sometido a interrogatorio por la policía,  Miranda, entonces de 23 años, firmó su confesión, única prueba que ofreció el fiscal durante el juicio. El caso llegó a la Corte Suprema, la cual anuló la sentencia argumentando que era inadmisible condenar a una persona sin que se le hubieran informado los derechos constitucionales. A partir de ese fallo, al momento de hacer un arresto los policías debieron enunciar, ante testigos, los puntos de la Advertencia Miranda. Así fue hasta el 2010 en que la Corte Suprema acordó que será obligación del detenido, ya no del policía, invocar los Derechos Miranda durante el arresto.

Cuarenta y siete años después del caso Miranda, México vivió un proceso similar. La Suprema Corte de Justicia (ahora apodada popularmente “la tremenda corte”, en alusión a un cómico programa radiofónico) liberó a la francesa Florance Cassez, siete años presa por secuestro. El hecho dejó en las víctimas que la identificaron y en la inmensa mayoría de los mexicanos una honda herida en la credibilidad en el sistema judicial, y fue marco para implementar el nuevo protocolo en la Policía Federal, que ahora deberá leer la cartilla a los detenidos. De mademoiselle Cassez sabemos que ahora es “figura pública” en su país, pero si se pregunta ¿Qué pasó con Ernesto Miranda? Le platico: Tras anularse el proceso,  fue condenado en otro juicio, con testigos y pruebas en su contra. Pasó 11 años en prisión y al salir fue acuchillado en una pelea. A su homicida se le leyeron los derechos Miranda, que invocó para no tener que declarar. Ironías de la vida.

Muchas gracias por leer éstas líneas y con ello hacer que esto valga la pena. Comentarios, sugerencias, invitaciones, mentadas y hasta felicitaciones por favor en adosdetres@hotmail.comEn Twitter estamos en @MarisaPineda. Lo convido a leer un libro, el que quiera, y mientras lo lee que tenga una semana libre de injusticias.