lunes, 14 de mayo de 2012

El debate del vestido



Marisa Pineda

Así como el vestido blanco que viste Marilyn Monroe en la cinta  “La comezón del séptimo año” (1955) es el más famoso en la historia del cine; el vestido blanco de la edecán del IFE en el debate de candidatos presidenciales (2012) está por convertirse en el vestido más famoso en la historia de la política mexicana.

El cuadro más memorable de “La comezón del séptimo año” es el de Marilyn con su falda al vuelo, cediendo al aire de una rejilla de ventilación del metro. La escena dura apenas segundos, los suficientes para asegurar a la diosa su lugar en la historia. El vestido blanco con pliegues marfil, diseño de William Trabilla, se subastó en junio de 2011, vendiéndose en 4 millones 600 mil dólares.

En otro país, en otro contexto bien distinto, 57 años después, otro vestido blanco está por pasar a la historia.

Precedido de tremendo zipizape por el horario y canales de transmisión, el 6 de mayo tuvo lugar el primer ¿debate? entre quienes buscan la Presidencia de México. Decenas de elementos del Estado Mayor Presidencial para cuidar el acceso al World Trade Center, 800 reporteros acreditados, 4.1 millones de pesos de costo, 120 minutos de transmisión, y al final del debate organizado por el Instituto Federal Electoral lo que quedó para la historia es la escena, de apenas segundos, de la edecán vestida de blanco, llevando la urna para el sorteo del turno al micrófono.

Sí, porque para quienes sólo repararon en el escotazo y las curvas de la exmodelo de la revista del conejito, les cuento que la muchacha llevaba en las manos (sí, tiene manos, dos) una urna transparente con los papelitos para que cada quien eligiera a su suerte su turno para hablar.

Podemos hacer un debate sobre el vestido en cuestión. Que si parecía edecán de función de lucha libre (y sí, sí parecía), que si es sexista presentar a la edecán así, que si era un elemento distractor, el caso es que ese instante en que la chica apareció a cuadro bastó para poner el grito en el “feisbuc”, para que el debate de los presidenciables trascendiera fronteras y mereciera comentarios en programas de comedia en la Unión Americana (The Colbert Report) y para que se desatara una polémica que hizo al mismísimo IFE expresar una disculpa pública, y a como van las cosas nada más falta que hasta se ponga denuncia ante  la Fepade (acúsalos con la Fepade, ¡no te dejes!).

Para cuando éstas líneas vean la luz, el asunto del debate ya no es si Dongo le dio a Borondongo, o Borondongo le dio a Bernabé o Bernabé le pegó a Muchilanga, el asunto va en sesudos ensayos sobre la equidad de género, en la importancia de que a como te ven te tratan, o de que el hábito no hace al monje.

Y como en todos los escándalos, y más en los que se dan a calor de las campañas políticas, el borlote dura hasta que brota un nuevo escándalo y otro pasa a ser anécdota. Por eso, para que no se vaya a olvidar, en A dos de tres queremos apelar a la equidad de género y pedir, 
¡No!, que pedir ¡exigir! que para el próximo debate el edecán sea varón, de buen ver y de mejor imaginar. No hay que ser.

Muchas gracias por leer éstas líneas y con ello hacer que esto valga la pena. Ya sabe, comentarios, sugerencias, invitaciones, mentadas y hasta felicitaciones en adosdetres@hotmail.com En Twitter nos seguimos en @MarisaPineda.

Que tenga una semana para la historia. Y no se le olvide que “La lectura es a la mente lo que el ejercicio al cuerpo”. Caminar cuenta como ejercicio, así que a leer.