viernes, 17 de octubre de 2008

A dos de tres
Marisa Pineda
¿Por dónde empezamos?
Esa pregunta suele anteceder momentos de verdadero caos o desorden. En diversas etapas de la vida anteceden órdenes como: guarda tus juguetes, limpia tu cuarto y tengo que lavar la ropa y limpiar la casa. Hoy, lo que le precede es cualquier intento por tratar de explicar qué está pasando en las finanzas del mundo, qué lo causó, y, sobre todo, cómo nos va a afectar eso. Como la premisa de este espacio es “el saber no ocupa lugar” el Departamento de Investigaciones Económicas de A dos de tres trató de aportar luz sobre el tema (¡cositas ellos!).
Para empezar dicen que el famoso índice Dow Jones del que tanto hemos oído hablar esta semana, toma su nombre de unos editores de periódicos. Por allá en que 1882 los editores financieros del periódico The Wall Street Journal, Charles Henry Dow y Edgard D. Jones juntaron sus dineros y formaron Dow Jones & Company. La entonces nueva empresa fue la dueña del periódico hasta agosto del año pasado, en que por cinco mil millones de dólares (¡una ganga!) lo compró Robert Murdoch, dueño también de los periódicos Times (de Londres) y New York Post, de la Twenthieth Century Fox, Fox Sports Latinoamérica, de Sky y, por ende, de parte de Televisa.
Desde entonces y hasta hoy es The Wall Street Journal el que revisa el dichoso promedio Dow Jones. El periódico, por cierto, en su momento se vendió por “presiones financieras” como eufemísticamente llaman los sabios económicos a los problemas de dinero; como ve, en San Juan también hace aire o lo que es lo mismo a la mejor cocinera se le va un tomate entero. Como dato anecdótico los del Departamento de Investigaciones Económicas de A dos de tres comentan que, al término de su mandato, el expresidente Carlos Salinas de Gortari fue miembro del consejo editorial de The Wall Street Journal, como unos cuatro años.
The Wall Street Journal tomó su nombre de la calle donde se ubica la Bolsa de Valores de Nueva York, algo así como el corazón financiero del mundo. Sobre la callecita, “es más bien un callejón” refieren los del Departamento de Destinos Turísticos de A dos de tres, hay empresas que se dedican a la compra y venta de acciones, esas que hoy, papel al fin, se mueven como hoja al viento. “También hay cafetines y lugarcitos de comida rápida y de antiacídos” dicen los de Destinos Turísticos y explican “es como en El Mercadito pero sin ese folclor que hay aquí”.
En Culiacán, como en ninguna otra parte del país, tenemos nuestra versión local de Wall Street. En las inmediaciones del Mercado Rafael Buelna, mejor conocido como “Mercadito”, están las dolareras; mujeres cuyo trabajo es justo ese: vender dólares. Se apostan en el arroyo de la calle, levantan la calculadora que ahí es sinónimo de dólar y a vender se ha dicho.
Puede que en el Wall Street Culichi nadie haya estudiado en Harvard, puede que muchos no tengan ni remota idea que son el índice Nikei o el Dow Jones, puede que ahí los términos Crack y Plan de Rescate tengan otros significados no precisamente bursátiles, pero es justo ahí, por la calle Juárez, de la Sepúlveda a la Granados, donde primero se sabe a cuanto amaneció, a cuanto amanecerá el dólar al día siguiente y si van a subir o a bajar los intereses bancarios.
Los del Departamento de Estudios Económicos de A dos de tres (todos ex-empleados del Wall Street Culichi) recomiendan que mientras pasa toda esta vorágine en los mercados financieros y la inestabilidad se estabilice (hablaron como verdaderos economistas) se espere tantito para contratar nuevos créditos bancarios ya sea para casa, auto o para dar el tarjetazo.
Sugieren tomar en cuenta la archicomprobada teoría “Al perro más flaco se le cargan las pulgas” y piden no olvidar que en la cadena económica nosotros somos el perro más flaco.
Sostienen que los macroeconomistas seguirán refiriéndose al “mercado” como una especie de ser vivo al que le echaran la culpa de cuanta metida de pata den.
A la vez, anticipan que el mercado, el otro, al que vamos los comunes, seguirá siendo la arena donde las egresadas en Economía Doméstica seguirán enfrentándose con los Macroeconomistas en una lucha a una sola caída, sin empate y sin indulto. El ganador se llevará a su mesa algo para alimentar a su familia. Las favoritas son las expertas en Economía Doméstica. Cronistas y apostadores cuentan que no ha habido quien les haya ganado jamás. Dicen que se entrenan a diario y tienen una incontable combinación de contrallaves para zafarse de cuanto candado les impongan. Aseguran que son más persistentes que una gripa y los secretos de su lucha se han transmitido de generación en generación.
Cuentan que a lo largo de los años los Macroeconomistas, quienes se autonombran el bando técnico, se han portado muy rudos pues han dejado sin ingresos a sus entrenadores, han vuelto negro con oscuro el futuro de sus seconds, y a muchas les han cerrado el gimnasio. Con todo y eso las de Economía Doméstica se las han ingeniado para seguir ahí, ganando batalla tras batalla, una a la vez.
En ese inter han cambiado de representante, el que tienen actualmente (cuyos anteojos son la envidia de la de la letra) ya les dijo que sigan entrenándose pero sin mortificarse porque el cinturón que ostentan no tendrán que ajustárselo ni un tantito. Ya el representante habló con ellas y con toda la fanaticada, y les aseguró que por más que los agoreros lleguen a la arena, sus entradas están a salvo. Como el que con leche se quema hasta al jocoque le sopla, ellas ya analizan y diseñan nuevas contrallaves. Quienes han visto sus entrenamientos platican que están aprendiendo a zafarse hasta del martinete. Dicen que están dándole más duro al entrenamiento por aquello de que a la mera hora del encuentro la empresa del actual representante les salga con que el prometer no empobrece y que si les pidieron que no le hicieran más hoyos al cinturón fue nomás para que estuviera en mejores condiciones para su venta.
Cualquier comentario, sugerencia, mentada, invitación y hasta felicitación por favor en adosdetres@hotmail.com. Muchas gracias con leer éstas líneas y con ello hacer que esto valga la pena. Que tenga una semana en que sus bonos vayan a la alza. Octubre…