Marisa Pineda
Escribo desde Sinaloa,
desde Culiacán, su capital. Sinaloa se ubica al noroeste de México,
colinda con Sonora, Chihuahua, Nayarit, Durango y el Oceano Pacífico.
Es una de las 32 entidades federativas que conforman la República
Mexicana. Se le considera el estado agrícola más importante del
país. El miércoles 18 y jueves 19 de septiembre Sinaloa fue
golpeado por el huracán “Manuel”, sin que hasta el momento de
redactar éstas líneas (sábado 21 de septiembre) haya merecido NI
UNA MENCIÓN POR PARTE DE LAS AUTORIDADES FEDERALES, PESE A QUE HAY
100 MIL DAMNIFICADOS. ¡NADA! Ni el consabido “he girado
instrucciones blablabá”. “Vamos a destinar (anote la cantidad
aquí) para apoyar a las familias... etcétera” “Nos
solidarizamos con el pueblo sinaloense que blablablá” ¡Nada! Ni
siquiera un “sana, sana, colita de rana, si no sana ahora sanará
mañana”.
El martes 17 de
septiembre, en Culiacán, mientras se instalaban centros de acopio
para organizar la ayuda que el pueblo sinaloense enviaría a los
damnificados por el paso del huracán “Manuel” en el sur del
país, la entonces depresión “Manuel” mantenía en alerta a Baja
California Sur y a Sinaloa por posibles efectos. El miércoles 18, el
fenómeno recobró fuerza, se convirtió en huracán, recurvó y se
dirigió a Sinaloa, estacionándose sobre el puerto de Altata, en el
municipio de Navolato, al centro del estado.
La mañana del jueves 19
de septiembre el huracán “Manuel” tocó tierra entre los
municipios de Navolato y Angostura y enfiló rumbo a la sierra,
desplazándose muy lentaemente, a cuatro kilómetros por hora, como
tormenta tropical. Ese día Culiacán era una ciudad fantasma. Con
todo y lo atrabancados que somos hicimos caso, nos quedamos en casa y
sólo salió a la calle quien tuvo alguna emergencia. La lluvia
menguaba por momentos y regresaba con mayor fuerza. Al mediodía se
sabía que los municipios de Culiacán, Navolato y Angostura la
estaban pasando muy mal. A la ciudad de Culiacán la cruzan los ríos
Humaya y Tamazula, que al unirse forman el río Culiacán, los tres
se desbordaron, igual que drenes y arroyos. Los cuerpos de auxilio no
se daban a basto. Los Bomberos pidieron ayuda: lanchas, camionetas
todo terreno, camiones de volteo, todo aquello que sirviera para
sacar a la gente atrapada en los techos de sus casas.
Fraccionamientos de interés social y residenciales exclusivos
quedaban sumergidos.
Clubes de vehículos 4
por 4, “jeeperos”, propietarios de góndolas y de camiones
urbanos rescataron y trasladaron a los damnificados a los albergues.
La emergencia sacó a flote que en Culiacán somos más la gente de
bien. La noche del jueves el saldo era: 3 personas muertas y 100 mil
damnificados en los municipios de Culiacán, Navolato, Angostura,
Guasave, Elota... y sumando.
El viernes salió el sol
y miles de culichis, en su mayoría jóvenes, acudieron al pie de “La
Lomita”, (como popularmente se conoce el Templo de Nuestra Señora
de Guadalup, uno de los puntos de referencia en la ciudad). Estaban
listos para ir a limpiar casas, para apoyar en albergues y en centros
de acopio. Como ellos, otros pusieron sus vehículos a disposición
para trasladar la ayuda. Otros ofrecen sus servicios notariales
gratuitamente (muy útil a la hora de reclamar seguros). Otros,
también en forma gratuita, están reparando aparatos
electrodomésticos en los hogares afectados. Restauranteros han
prestado sus cocinas para preparar comida caliente para los
albergues. Cientos de voluntarios rescataron animales en el inundado
zoológico y ahora lo limpian. Los titiriteros están dando funciones
en los albergues, para que los niños mitiguen el mal momento.Miles
de héroes anónimos se solidarizan con su esfuerzo y en especie. El
gobierno local se ha aplicado a atender la emergencia y a recibir de
viva voz los reclamos de quienes perdieron todo.
Es sábado, aumenta el
número de voluntarios, el de damnificados y el de daños también.
Hay nubarrones que anticipan más lluvias. Sinaloa está saliendo a
flote solo, como otras veces. Como el año 2005, cuando lo azotó la
tormenta tropical Paul. México tenía entonces tres Presidentes: el
Constitucional, el Electo y otro que se decía “Lej-jítimo”, ni
uno de ellos vino, ni uno de los tres volteó siquiera a ver la grave
situación en la que había quedado Sinaloa.
Las catástrofes
naturales develan la corrupción. Lo ocurrido en la capital
sinaloense pone al descubierto que el atlas de riesgo se suma a tanta
letra muerta. Sí, Sinaloa no es Guerrero. Aquí se estima que la
reparación de la infraestructura dañada costará mil 200 millones
de pesos, y en Guerrero 5 mil millones, pero aquí 100 mil
damnificados esperan cuando menos que el Gobierno Federal sepa que
existen. Sinaloa es un estado ubicado al noroeste del país, es parte
de la República Mexicana y también del padrón electoral.
Muchas gracias por leer
éstas líneas y con ello hacer que esto valga la pena. Comentarios,
invitaciones, sugerencias, mentadas y hasta felicitaciones por favor
en adosdetres@hotmail.com
En Twitter en @MarisaPineda. Si tiene oportunidad anímese a leer un
libro, y mientras que tenga una semana de buen clima.