Te atrapamos Joe. Tienes
derecho a guardar silencio, todo lo que digas podrá ser usado en tu contra. Tienes
derecho a un abogado, si no cuentas con uno el Estado te lo proporcionará. Hasta
ahí me la se porque en ese momento la patrulla se lleva a Joe, y pasan a
comerciales o se acaba el programa. Ahora, como en serie gringa, la Policía
Federal leerá la cartilla a los detenidos al momento de la aprehensión.
Como la buena memoria no es
don de todos, los derechos se imprimieron en una tarjetita que los agentes federales
deberán traer cual estampita milagrosa, para que al momento de hacer una
detención empiecen a recitar lo que a la letra dice: Usted se encuentra
detenido por los siguientes motivos… Usted es considerado inocente hasta que se
le demuestre lo contrario. Tiene derecho a declarar o guardar silencio. En caso
de decidir declarar, tiene derecho a no inculparse. Tiene derecho a un defensor
de su elección, en caso de no contar con uno el Estado se lo proporcionará de
manera gratuita. Tiene derecho a un traductor e intérprete. Tiene derecho a que
se le ponga en conocimiento de un familiar o persona que deseé, el hecho de su
detención y el lugar de custodia en que se halle en cada momento. Tiene derecho
a que se le ponga, sin demora, a disposición de la autoridad competente. En
caso de ser extranjero, el Consulado de su país será notificado de su
detención.
En Estados Unidos, “tienes derecho
a guardar silencio” es parte de la Advertencia Miranda, que toma su nombre de
Ernesto Miranda, un indigente residente de Arizona, detenido y procesado en
1966 por rapto y violación de una joven de 18 años. Identificado por su víctima
y sometido a interrogatorio por la policía, Miranda, entonces de 23 años, firmó su
confesión, única prueba que ofreció el fiscal durante el juicio. El caso llegó
a la Corte Suprema, la cual anuló la sentencia argumentando que era inadmisible
condenar a una persona sin que se le hubieran informado los derechos
constitucionales. A partir de ese fallo, al momento de hacer un arresto los
policías debieron enunciar, ante testigos, los puntos de la Advertencia
Miranda. Así fue hasta el 2010 en que la Corte Suprema acordó que será
obligación del detenido, ya no del policía, invocar los Derechos Miranda
durante el arresto.
Cuarenta y siete años después
del caso Miranda, México vivió un proceso similar. La Suprema Corte de Justicia
(ahora apodada popularmente “la tremenda corte”, en alusión a un cómico
programa radiofónico) liberó a la francesa Florance Cassez, siete años presa
por secuestro. El hecho dejó en las víctimas que la identificaron y en la
inmensa mayoría de los mexicanos una honda herida en la credibilidad en el
sistema judicial, y fue marco para implementar el nuevo protocolo en la Policía
Federal, que ahora deberá leer la cartilla a los detenidos. De mademoiselle
Cassez sabemos que ahora es “figura pública” en su país, pero si se pregunta
¿Qué pasó con Ernesto Miranda? Le platico: Tras anularse el proceso, fue condenado en otro juicio, con testigos y
pruebas en su contra. Pasó 11 años en prisión y al salir fue acuchillado en una
pelea. A su homicida se le leyeron los derechos Miranda, que invocó para no
tener que declarar. Ironías de la vida.
Muchas gracias por leer éstas
líneas y con ello hacer que esto valga la pena. Comentarios, sugerencias,
invitaciones, mentadas y hasta felicitaciones por favor en adosdetres@hotmail.comEn Twitter
estamos en @MarisaPineda. Lo convido a leer un libro, el que quiera, y mientras
lo lee que tenga una semana libre de injusticias.