lunes, 18 de febrero de 2013

Actos extraordinarios


Marisa Pineda

Hay días así, en que personas comunes realizan actos extraordinarios que para unos significan una nueva oportunidad de vida, y a otros nos representa la oportunidad de comprobar que no todo está perdido en este tiempo de crisis de valores, descomposición del tejido social y tantos otros términos acuñados para decir que como sociedad estamos haciendo algo mal.

Lo  anterior viene en referencia a que, hace unos días, en Sinaloa se trasplantaron exitosamente un corazón, un hígado y dos riñones en menos de diez horas, en un hecho histórico para la medicina y para la cultura de la donación de órganos en el estado.

Por esos privilegios del destino, hace ya algunas lunas fui testigo de los primeros trasplantes renales que se hicieron en Sinaloa. En aquellos momentos conocí de la cantidad de personas que intervienen en ese proceso que involucra a muchos, muchos más, que a médicos y enfermeras. Por eso, el 7 de febrero, al ver la fotografía de un médico bajando de un helicóptero, que aterrizó en los terrenos que ocupó la central camionera, con una hielera en mano conteniendo un corazón que sería trasplantado,  toda esa tarde y al siguiente día los de A dos de tres estuvimos siguiendo la información como si se tratara de alguien nuestro.  ¿Se imagina toda la emoción del personal de hospital, de la familia de los receptores? Hasta de los patrulleros que esa ocasión llevaban sus sirenas abiertas para abrir paso al inusual traslado.

Y es que no se necesita conocer siquiera al donador o a los receptores para maravillarse ante hechos que son testimonio de la grandeza de espíritu de una familia que, imponiéndose al dolor, decide postergar la vida de su ser querido mejorando desinteresadamente la calidad de vida de otras personas.

Por muchos años se ha insistido en la donación de órganos. En México está prohibida su comercialización, pero aún así de cuando en cuando se cuelan anuncios en páginas en internet ofreciendo riñones (como son dos y se puede vivir con uno, hay quienes pretenden hacer negocio). Hará cosa de un año por la calle Hidalgo, casi esquina con Corona, estuvo pegada una cartulina en la que un hombre, diciéndose agobiado por las deudas, ofrecía en venta un riñón. Aún se recuerda el escándalo que originó un anuncio en un popular portal de mercadeo por internet, que por 20 mil pesos ofertaba  un “Hermoso bebé en venta para órganos que necesite. Urge”.

Y en medio de esas realidades, de la cotidianidad de escuchar sobre la descomposición social y la crisis de valores, un día así, un día cualquiera, personas comunes realizan actos extraordinarios que hacen historia y nos recuerdan que no todo esta perdido, que hay personas desinteresadas cuya grandeza de espíritu es tal que están dispuestas a ofrecer su corazón.

Muchas gracias por leer éstas líneas y con ello hacer que esto valga la pena. Comentarios, sugerencias, invitaciones, mentadas y hasta felicitaciones por favor en adosdetres@hotmail.com En Twitter nos seguimos en @MarisaPineda. Por mero, gusto léase un libro, y en lo que lo lee que tenga una semana extraordinaria.