Marisa Pineda
Esta vez A dos de tres se pone
perra de principio a fin (guau).
Y me pongo de pie para
mencionar a Don Pedro Aguayo Damián, la leyenda más perra de la lucha libre.
Oriundo de Virgen Nochistlán, Zacatecas, el “Perro Aguayo” es creador de uno de
los castigos más dolorosos: la lanza, consistente en lanzarse sobre el oponente
y clavarle los talones en la caja torácica, simple y efectivo. Cuenta la
leyenda que el apodo de “Perro” surgió por un error del anunciador el día de su debut, en
1970, en vez de presentarlo como Pedro dijo “Perro”, el resto es historia. El
“Can de Nochistlán”, dio lustre a la lucha libre mexicana en cuadriláteros de
Japón, Europa y América. Su fiereza en los encordados cimentó su leyenda. Para
la posteridad quedó la imagen de don Pedro con sus botas peludas y su frente deforme
y cicatrizada, testimonio de que no todo en la lucha libre es espectáculo.
Lars |
Si escribe en un buscador de
internet la palabra lealtad, le remitirá a imágenes con perros como
protagonistas. Uno de los ejemplos más
conocidos de esa lealtad es el de Hashiko, el can que a la muerte de su dueño
acudió durante diez años a la estación del tren en espera de su amo. La
historia, ocurrida en Japón, inspiró la cinta “Siempre a tu lado” (de lágrima
con moco de burbuja garantizado). En mi casa siempre ha habido perros. Mi
abuela, como buena gente de antes, tenía la firme creencia que si el perro
moría de súbito era porque la Muerte había venido por alguien de la casa y él
no lo había permitido. Decía también que los perros podían ver fantasmas y los
ahuyentaban. Creencias infundadas, si gusta, pero que ejemplificaban la
devoción del perro por su familia.
En algún momento el perro se
convirtió en adjetivo, lo óptimo pasó a ser algo “bien perrón” y lo deplorable
“para los perros”. Si se pasa por una mala racha uno “anda de perro”; si no
cede en algo “es un perro”. Entre mujeres “perra” aplica igual para una amiga,
que para quien nos cae mal, dependiendo de la entonación. Los perros se
convirtieron hasta en verbo compuesto,
que levante la mano quien no le haya echado los perros a alguien, o a
quien no se los hayan echado.
Tobías |
Así como en algún momento los
perros protagonizaron expresiones en el habla, también en algún momento se
convirtieron en un problema: el problema de los perros de la calle, que empieza
en las casas. Ejemplo: la Muñe (toda
hermosa ella, moños, uña pintada, acicalada de estética y con un pedigrí digno
de la más rancia casa real) entró en celo, se escapó y regresó preñada del
Greñas (prófugo del agua y el jabón, con unos pelos cual estopa de mecánico que
hacen honor a su nombre y de raza indefinida), nacieron los críos y al no ser
de raza pura a los dueños le salió lo racista y fueron a tirarlos en una
colonia bien lejana al domicilio. Por eso la labor que realizan, en Culiacán, las
Fundaciones Huellita con Causa, Laika y Huelllitas rescatando y buscando hogar
para perros abandonados es muy importante, pero igual o más importante es su
labor de concientización para que quienes tenemos un perro en casa lo
esterilicemos, pues sólo así lograremos controlar la sobrepoblación canina en
las calles y dejaremos de darles una perra vida.
Vito |
Muchas gracias por leer éstas
líneas y con ello hacer que esto valga la pena. Comentarios, sugerencias,
invitaciones, mentadas y hasta felicitaciones por favor en adosdetres@hotmail.com En Twitter en
@MarisaPineda. Anímese a leer un libro, es una práctica de lo más perrona. Que
tenga una semana plena de muestras de lealtad.