lunes, 27 de agosto de 2012

Héroes



Marisa Pineda

Hoy es Día Nacional del Bombero, esas personas que parecen comunes pero no lo son. Son gente que lo mismo mete las manos al fuego por el prójimo, que puede estar con el agua hasta el cuello rescatando pertenencias ajenas. Poseen tanto el valor para enfrentarse a los elementos sin control, como el humanismo suficiente para rescatar gatos o perros atrapados. Son, en estricto apego a la definición, Héroes.

Dicen los que dicen saber que los primeros cuerpos de bomberos organizados se remontan cuatro siglos antes de Cristo en las civilizaciones de Roma y Grecia; en esa última, Ctesibius inventó una máquina llamada “siphona” que podía transportar agua para extinguir el fuego. La “siphona” viene a ser el modelo más retro de los carros de bomberos.

En México, en  1571 se emitieron las Cédulas Reales para crear el “Grupo encargado de Combatir los Incendios en la Ciudad Capital”. Aquel grupo se integraba por indígenas a quienes se les obligaba a acudir a enfrentar el fuego, y ¡Ay! del que no fuera porque le iba peor con el castigo que con el incendio. Fue hasta el 22 de agosto de 1873 que se fundó en el puerto de Veracruz el primer Cuerpo de Bomberos con carácter voluntario, de ahí que se haya tomado ese día para la conmemoración del Día Nacional del Bombero.

En Culiacán la historia de los Bomberos es una historia de valor, de desinteresado afán de servicio, y de perseverancia pues, ahí donde los ve, hubo un tiempo en que la Estación Central estuvo a punto de cerrar por falta de recursos.

Fue a fines de los años 80 cuando el Heroico Cuerpo Voluntario de Bomberos emprendió una ardua lucha por su supervivencia. Las colectas no obtenían la respuesta que esperaban y la estación se mantenía gracias al respaldo de empresas locales que les apoyaban obsequiándoles combustible y la reparación de las unidades, así como con algunas donaciones en equipo. Los bomberos tenían la lumbre en los aparejos.

Ver a los “tragahumo” brindar servicio con los chaquetones y las botas rotas redimensionaba el sentido del heroísmo. Fue entonces que el Patronato del Cuerpo de Bomberos emprendió el rescate, la salida fue solicitar a la población la donación mensual de un peso, que se recaudaría a través del recibo del agua potable. Para que no se empañara el carácter voluntario en el servicio de los bomberos, si alguien no estaba de acuerdo en donar ese peso, lo hacía saber y no se aplicaba el cargo. Y muchos lo hicieron.

Aunque Usted no lo crea hubo quienes pusieron el grito en el cielo porque “era un abuso” que le cobraran doce pesos al año para dárselos al servicio de bomberos. Un peso cada mes, ¡era el colmo! No fueron pocos los que se opusieron a donar, pero afortunadamente fueron más quienes respaldaron la iniciativa gracias a la cual la Estación Central no cerró. Es más, gracias a ese peso que muchos donaron hasta se logró conseguir las primeras “quijadas de la vida”, ese aparato como abrelatas gigante que ha salvado tantas vidas, rescatándolas de entre los fierros retorcidos.

Hoy en día, el Heroico Cuerpo Voluntario de Bomberos de Culiacán se compone por hombres, mujeres y la Matra, una perra labrador entrenada para rescate. Son seres que se destacan porque no temen enfrentar a los elementos sin control con tal de salvar una vida. No rehúyen arrojarse a las aguas turbias para rescatar un cuerpo inerte y con ello dar un poco de paz a la angustia de una familia.  No dudan en arrojarse a las calles a lidiar con automovilistas para quienes el ulular de la sirena no les dice nada. Que siguen respondiendo cada vez que alguien les llama, así sea para burlarse de ellos con una falsa alarma. Son, en el sentido más estricto de la definición, Héroes.

Muchas gracias por leer éstas líneas y con ello hacer que esto valga la pena. Comentarios, sugerencias, invitaciones, mentadas y hasta felicitaciones por favor en adosdetres@hotmail.com En Twitter estamos en @MarisaPineda. ¡Anímese a leer un libro!, yo sé lo que le digo.  Que tenga una semana en que la perseverancia de buenos resultados.