Marisa
Pineda
Así como el vestido blanco que viste Marilyn Monroe en la
cinta “La comezón del séptimo año”
(1955) es el más famoso en la historia del cine; el vestido blanco de la edecán
del IFE en el debate de candidatos presidenciales (2012) está por convertirse
en el vestido más famoso en la historia de la política mexicana.
El cuadro más memorable de “La comezón del séptimo año” es el
de Marilyn con su falda al vuelo, cediendo al aire de una rejilla de
ventilación del metro. La escena dura apenas segundos, los suficientes para
asegurar a la diosa su lugar en la historia. El vestido blanco con pliegues
marfil, diseño de William Trabilla, se subastó en junio de 2011, vendiéndose en
4 millones 600 mil dólares.
En otro país, en otro contexto bien distinto, 57 años
después, otro vestido blanco está por pasar a la historia.
Precedido de tremendo zipizape por el horario y canales de
transmisión, el 6 de mayo tuvo lugar el primer ¿debate? entre quienes buscan la
Presidencia de México. Decenas de elementos del Estado Mayor Presidencial para
cuidar el acceso al World Trade Center, 800 reporteros acreditados, 4.1
millones de pesos de costo, 120 minutos de transmisión, y al final del debate
organizado por el Instituto Federal Electoral lo que quedó para la historia es
la escena, de apenas segundos, de la edecán vestida de blanco, llevando la urna
para el sorteo del turno al micrófono.
Sí, porque para quienes sólo repararon en el escotazo y las
curvas de la exmodelo de la revista del conejito, les cuento que la muchacha
llevaba en las manos (sí, tiene manos, dos) una urna transparente con los
papelitos para que cada quien eligiera a su suerte su turno para hablar.
Podemos hacer un debate sobre el vestido en cuestión. Que si
parecía edecán de función de lucha libre (y sí, sí parecía), que si es sexista
presentar a la edecán así, que si era un elemento distractor, el caso es que ese
instante en que la chica apareció a cuadro bastó para poner el grito en el
“feisbuc”, para que el debate de los presidenciables trascendiera fronteras y
mereciera comentarios en programas de comedia en la Unión Americana (The
Colbert Report) y para que se desatara una polémica que hizo al mismísimo IFE
expresar una disculpa pública, y a como van las cosas nada más falta que hasta
se ponga denuncia ante la Fepade
(acúsalos con la Fepade, ¡no te dejes!).
Para cuando éstas líneas vean la luz, el asunto del debate ya
no es si Dongo le dio a Borondongo, o Borondongo le dio a Bernabé o Bernabé le
pegó a Muchilanga, el asunto va en sesudos ensayos sobre la equidad de género,
en la importancia de que a como te ven te tratan, o de que el hábito no hace al
monje.
Y como en todos los escándalos, y más en los que se dan a
calor de las campañas políticas, el borlote dura hasta que brota un nuevo
escándalo y otro pasa a ser anécdota. Por eso, para que no se vaya a olvidar,
en A dos de tres queremos apelar a la equidad de género y pedir,
¡No!, que
pedir ¡exigir! que para el próximo debate el edecán sea varón, de buen ver y
de mejor imaginar. No hay que ser.
Muchas gracias por leer éstas líneas y con ello hacer que
esto valga la pena. Ya sabe, comentarios, sugerencias, invitaciones, mentadas y
hasta felicitaciones en adosdetres@hotmail.com En Twitter nos seguimos en
@MarisaPineda.
Que tenga una semana para la historia. Y no se le olvide que
“La lectura es a la mente lo que el ejercicio al cuerpo”. Caminar cuenta como
ejercicio, así que a leer.