Marisa Pineda
En el reproductor del dvd del camión urbano se presenta un video musical. La calidad de la imagen es muy buena y el aparato está tan bien colocado que el brincoteo no altera ni tantito la pantalla. En el videoclip un cantante camina por la orilla de un arroyo, se sienta en una piedra a ver el agua pasar, en lo que entona sus cuitas. Canta sus recuerdos y justificaciones de porque es lo que es. Lleva terciado en la espalda un AK-47 y una metralleta al hombro, como para imprimir más sentimiento y volver más convincente la interpretación.
Como el clima cada día invita menos a agarrar camino a pie, ahí me tiene cómodamente sentada en un urbano limpio, oloroso a fresa, con vidrios con un polarizado discreto que evita que el sol ofenda al pasaje, y un aire acondicionado fabuloso. El plus de los siete pesos que cuesta el boleto es el dvd que el chofer colocó para el entretenimiento del pasaje.
En más de una ocasión me ha tocado viajar en camión urbano con televisión, pero con reproductor de dvd este fue mi debut. Antes de reparar en el aparato en cuestión, aprecié la ecléctica decoración del vehículo; monos de peluche en el tablero, flamas azules dibujadas en el techo de la cabina (ya ve que el color de la llama depende de la cantidad de oxígeno que hay en ella) y en el respaldo del asiento del chofer una Virgen de Guadalupe pintada con la técnica de aerografía, tan bien hecha que quien la realizó debió firmarla.
En lo que uno rebotaba despreocupadamente en el asiento, el dvd presentaba a un grupo musical norteño entonando una sentida melodía que habla sobre los recuerdos de un barón de la droga. La imagen del vocalista del grupo, bien armado, chocaba con la… ¿melancolía? de lo que evocaba la canción. Cuando terminó ese videoclip siguió otro de un dj que hizo una mezcla de canciones del llamado “movimiento alterado”. El plebe aparece con un acordeón, frente a un tornamesa y ¡sorpresa! Cual si fuera moda, el también lleva un arma de alto poder terciada en la espalda. Descaradamente me quedé embobada en la imagen aquella del muchacho dándole al tornamesa, con el acordeón colgado al frente y una metralleta en la espalda, todo sin perder el ritmo.
En gustos se rompen géneros y la música es claro ejemplo de cuan cierto es ese dicho. En A dos de tres respetamos a los fieles seguidores del “movimiento alterado”, aunque seguimos sin entender cómo se puede bailar o ambientar una fiesta con una letra que dice “te tengo presente y hoy quiero vengarme, prepara tus armas voy a destrozarte”.
No alcanzamos a imaginar una pista de baile repleta de gente levantando las manos coreando ¡Ea! ¡Ea! ¡Ea! Mientras se escucha “salieron carros blindados con rumbo desconocido por supuesto bien armados con cuernos y m-p-cinco, al rato hay encobijados a la orilla de un camino”.
En A dos de tres no somos partidarios de los corridos sobre el quehacer de la mafia, tampoco de los corridos blindados, o alterados, o enfermos como se les llama a los que presentan con lujo de detalles masacres o ejecuciones aterradoras; sin embargo, el ser audiencia cautiva nos hizo ponernos al tanto de los éxitos de los exponentes del género.
Y todo por siete pesos.
Muchas gracias por leer éstas líneas y con ello hacer que esto valga la pena. Comentarios, sugerencias, invitaciones, mentadas y hasta felicitaciones por favor en adosdetres@hotmail.com En Twitter estamos en @MarisaPineda. Ahí componemos el mundo.
Que tenga una semana como letra de canción, pero de las bonitas.
(PD: Don Autoridad, un año ya y no hay más justicia que la Divina. ¿Cuántos inocentes cayeron esta semana a manos de la delincuencia organizada? ¿Hubo ya justicia para alguno de ellos?
Si espera que el olvido termine de sepultarlos, se equivoca: no se nos olvida.)