martes, 26 de agosto de 2008

A dos de tres

Marisa Pineda

Riiiiing

-Bueno.

-“Tía”.

- ¿Quién habla?

-“Tía soy yo, su sobrino”.

-¿Qué sobrino?

-“Su sobrino tía. Necesito que me ayude con un dinero que me están pidiendo o si no me van a hacer algo y a usted también, a mis primos, a todos.

-Por mí que te hagan lo que quieran, tú no eres mi sobrino. Click.

Fin de la conversación y de la llamada.

(Segundos después. Segunda llamada)

Riiiing

-Bueno

-“Mira ..inche vieja, si no nos depositas lo que te decimos te vamos a hacer daño a ti y a tu familia”. (Como pasar de tía a inche vieja en menos de un minuto)

-¿Eres mi sobrino?

-“No te hagas. Sabemos quién eres, sabemos todo de tu familia y vas a ver lo que te va a pasar si no nos das lo que te pedimos”.

-Mire compa, si realmente supiera quién soy ya hubiera colgado, es más no se le hubiera ni ocurrido marcar aquí porque efectivamente me puede hacer algo a mi o a mi familia, pero adentro del bote por una caja de cigarros y unos pesos le pueden hacer lo mismo a usted.

Click…. Tiiit…tiiit…tiiit

Colgó.

El día había transcurrido en santa paz hasta antes de ese par de llamadas. El tipo que habló (con un cantadito que la de la letra ha escuchado por rumbos del centro del país), efectivamente no sabe quién es la de la letra, porque con tantito que le hubiera rascado sabría que la autora de A dos de tres es más pobre que una rata y no vale la llamada, mucho menos el intento de extorsión. Para suerte de esta su amiga, el hubiera no existe y gracias a ello vaya usted a saber que entendió el “sobrino”, quien colgó porque:

a) Intuyó que la inche vieja no valía la llamada.

b) Se le acabó el crédito al celular.

c) Cuestionó para sí mismo “¡Ay ojeras” ¿pues qué número marqué?

d) Realmente está en la cárcel y se sintió descubierto.

e) Todas las anteriores.

f) Ninguna de las anteriores.

Le platico la historia anterior, ocurrida un sábado de tantos en esta su casa, porque dentro de los 75 compromisos del Acuerdo Nacional por la Seguridad, la Justicia y la Legalidad figura el lograr, en seis meses, “Regular el registro, establecimiento y acceso a bases de datos de los equipos de telefonía móvil y fija, así como el acceso a la información sobre la ubicación física de los móviles en tiempo real, en los casos en que sean aparatos y números telefónicos involucrados en actividades delictivas”.

Qué lejos se ven los tiempos aquellos en que las llamadas anónimas que se recibían en las casas no iban más allá de las inocentadas. “¿Esta andando su refrigerador? Pues amárrelo porque se le va a ir” o el repetidísimo “¿Esta el señor Gordillo? Pues póngalo a dieta” o viceversa con el señor Delgadillo al que había que darle de comer. En qué momento se nos fueron las cosas de las manos y la peor felonía, que era llamar a la señora de la casa para decirle “¿Sabes en donde y con quien está tu marido ahorita?”, cedió su lugar al “si no nos das (coloque aquí la cantidad) le vamos a hacer daño a tu familia y a ti”.

El método que emplean los “sobrinos” encargados de hacer esas llamadas es similar a las artes adivinatorias que dan por resultado “aquí veo una mujer rubia que te lo está sonsacando”; sin embargo, el factor sorpresa y el atinarle con la llamada a gente buena es lo que hace que les de resultados. La apatía de las autoridades responsables en dar seguimiento a tales delitos y la abulia ciudadana son el caldo de cultivo para la proliferación de esos “sobrinos”, quienes, en busca de dinero fácil, no piensan que por menos que eso pueden perder al cliente, despachándolo del susto a rendirle cuentas al Creador.

La de la letra conoce por lo menos cuatro casos de llamadas similares a las recibidas por ella. Afortunadamente todas quedaron en un mal sabor de boca para quienes las recibieron, en pasar noches en vela atento a cualquier ruidito, y en el sobresalto cada vez que timbraba el teléfono. Hay en México muchas otras familias que no tuvieron la misma suerte. Las autoridades y la sociedad misma tenemos con ellos una deuda. Las autoridades, hacer justicia. La sociedad comprometernos a no perder la capacidad de participación, para recuperar la tranquilidad de hacer algo tan simple como responder cuando suena el teléfono en casa.

Antes de irnos, va desde aquí la felicitación a los heroicos bomberos por su día. (Sí, se festejaron el viernes, pero A dos de tres se publica los domingos). Ellos no lo saben pero la de la letra los admira. El haberse criado en una barriada cercana al cuartel de bomberos hizo que desde niña los admirara. El paso de los años sumó a esa admiración el respeto creciente. Vencer el miedo natural, imponerse –incluso- al instinto de conservación, enfrentarse a los elementos en aras de salvar algo que ni de ellos es, por el mero gusto de servir, ha hecho que la de la letra vea a los bomberos como héroes. Felicidades a los bomberos, y a nosotros por contar con ellos.

Muchas gracias por leer éstas líneas y con ello hacer que esto valga la pena. Que tenga una semana con muchas llamadas de buenas noticias. Y ya sabe: comentarios, sugerencias, invitaciones, mentadas y hasta felicitaciones en adosdetres@hotmail.com