A dos de tres
Marisa Pineda
¿Cuánto está dispuesto a pagar por su seguridad? En estos tiempos en que todo se blinda; los vehículos, la política partidista, los estadios, las estrategias de los equipos de fútbol, el alma y el corazón, la economía y hasta los calzones ¿Cuánto está dispuesto a pagar por su seguridad?
A las manos de la de la letra llegó uno de los volantes que repartieron en uno de los más concurridos cruceros del sector oriente de Culiacán. Un papel couché, tamaño media carta, impreso en selección de color publicita a equis empresa, que vende “Seguridad y blindajes”. Entre otros utensilios la tienda ofrece miras, uniformes, esposas, botas SWAT, chalecos blindados, rifles de postas y municiones, artículos para la práctica de gotcha y gas lagrimógeno, como dijera El Bombón Asesino. Logotipos, fotitos de los productos, las direcciones de sus tres sucursales y la silueta de un mono, que se me hace es Robocop o Terminator, abarrotan la hoja.
La de la letra turnó el volante al Departamento de Investigaciones Especiales de A dos de tres y en menos de lo que tarda un anunciador en presentar al bando técnico, los sabuesos de esta columna entregaron sus primeros resultados.
Ágiles como ellos solos, los investigadores de A dos de tres encontraron que el diccionario define blindar como “proteger con diversos materiales las cosas o lugares, contra los efectos de los efectos de los proyectiles, el fuego, etc.”
Desde hace como tres años, las palabras blindado y blindaje se pusieron de moda. Después de que se blindó la economía mexicana, blindar ha sido lo de hoy. En lo intangible hemos visto que se puede blindar cuanta idea se le ocurra y, la más de las veces, las ideas mismas. En lo tangible, sin duda lo más blindado siguen siendo los vehículos.
En México, hay más de cincuenta empresas que se dedican a blindar camiones, automóviles y camionetas; sin embargo, sólo cinco figuran en la Asociación Mexicana de Blindadores de Automotores. Estas empresas, ubicadas en el Distrito Federal, el Estado de México y Nuevo León, algunas con puntos de venta también en Guadalajara, blindan anualmente un promedio 350 vehículos cada una.
En su investigación, el equipo de A dos de tres encontró que existen seis niveles de blindaje para los autos, los cuales van desde la protección contra la llamada “violencia urbana” que emplea armas calibre 38 especial, 45 magnum, 9 milímetros y 357 magnum hasta la seguridad del más amplio perfil “contra todo tipo de proyectiles perforantes en todos los calibres”. Eso es todo.
En cuanto a costos, a como es el sapo es la pedrada. Pesos más, pesos menos, si quiere un auto blindado por una agencia certificada piérdale el amor de 1.5 a dos millones de pesos. Una nadería comparado con lo que Usted vale.
Ahora que si quiere ponerse pichicato, en el mercado por internet “Donde comprar y vender de todo” puede adquirir autos blindados usados, cuyos precios van de los 890 mil a 1 millón 350 mil pesos. Las subastas están abiertas para que haga su oferta. La de la letra se permite recomendarle que esta vez le diga no a la piratería. No es lo mismo que en la película salga cruzando la sombra del compa que se atravesó con todo y refresco y palomitas, a que al auto le falle el blindaje a la mera hora.
Pero si ya rompió el cochinito y ni así acompleta para mercarse un auto blindado, no se agüite, ¡réntelo! Supongamos que va a ir al súper a hacer el mandado o una fiesta, y quiere viajar con harta seguridad de que cuando salga del lugar no se va a encontrar con que le dieron un cristalazo, llevándose el estéreo y el espejo retrovisor hasta con el rosario, los dados y el vainillino cotorro que colgaban de él. Para esos casos, en el mismo sitio por internet puede rentar una Hummer, “súper equipadísima” por mugrosos dos mil pesos por tres horas o seis mil por un día, ¡una ganga! El vehículo se encuentra en el Distrito Federal, pero eso no es problema, lo pueden trasladar a otras partes de la república pagando la renta diaria (le conviene, ya el Departamento de Investigaciones de A dos de tres sacó cuentas y en estos casos sale más barato rentarla diario que por horas) más casetas, gasolina y viáticos para chofer y personal. También puede contratar ahí los servicios de escolta a dos mil pesos por día, “exmilitares con portación de armas, pistolas 45”. No cabe duda, es donde comprar y vender de todo.
En el expediente que el Departamento de Investigaciones Especiales de A dos de tres presentó a la de la letra se asienta que esto del blindaje no es para nada nuevo. Del otro lado del mundo los caldeos, asirios, egipcios, romanos, vikingos y demás se las ingeniaron para parapetarse de los enemigos. Por allá en la Edad Media, la cota de malla (esa tela de alambre tupida) fue el gran descubrimiento. Para el siglo XIV la incorporación de tuercas, ganchos y clavos permitió darle movilidad a los trajes que pesaban apenas de 25 a 30 kilos, sin contar el casco.
De acuerdo a los textos, el uso de armaduras “decayó notablemente en el siglo XVII a medida que se perfeccionaban las armas de fuego y desde el XVIII ya no se utiliza más que como recuerdo histórico”. ¡Éjele! Sí se utilizan, sólo que, al igual que las armas, también evolucionaron.
A partir de 1995, en Colombia, Ricardo Caballero lanzó sus primeras prendas de ropa blindada: chamarras, sacos y abrigos. De entonces a la fecha, el diseñador ha ampliado sus líneas, incorporando camisas y playeras, en colecciones casuales y de vestir, tanto para hombre como para mujer. La empresa, con sucursales en los cinco continentes, incluye la elaboración de sotanas blindadas; así como calzones y demás ropa interior blindada, descendientes en línea directa del cinturón de castidad.
Si bien los materiales que se emplean en la elaboración de la ropa blindada (que son algo así como la receta secreta) tienen una vida útil de diez años, la prenda en sí tiene una utilidad de dos, debido a que cada cinco años evolucionan las municiones y hay que hacer ajustes para que la tela aguante. A propósito de aguante, cada prenda tiene capacidad de absorber un impacto cada cinco centímetros y puede ser útil después de los balazos. Hay que hacerle antes sus remiendos, claro. Por si fuera poco, para incentivar a sus clientes, la empresa ha creado un Club de Sobrevivientes Honorarios que reciben grandes promociones en sus siguientes compras. La de la letra se pregunta ¿Cómo funcionará el sistema de acumulación de puntos? ¿Por impacto recibido? ¿Cuánto tiempo durarán vigentes para poder canjearlos? “Hay más tiempo que vida” decía mi abuela.
En la ropa el blindaje es igual que en los autos: seis niveles de protección, que van desde un revólver calibre 22 hasta fusiles.
Las colecciones, que se exhiben en las principales semanas de la moda de Estados Unidos, América Latina y Europa, están integradas por prendas flexibles, livianas (el peso va de uno a tres kilos), delgadas, resistentes al agua y al fuego. No destiñen, no encojen, no decoloran, no se arrugan y son lavables en casa. Imagínese lo que se va a ahorrar en tintorería.
Las líneas se diseñan de acuerdo a la categoría de quien las usará. Por un lado están presidentes, altos ejecutivos, diplomáticos. Por otro; artistas, asesores en seguridad, personajes de riesgo medio. Y por otro; policías y fuerzas armadas.
Una chamarra blindada puede costarle de dos mil a cinco mil dólares, una bicoca si considera que, según la última edición de Vogue, un collar de aros de ¡acrílico! de Louis Voitton cuesta mil 500 dólares, una cartera de piel de Valentino se cotiza casi en tres mil dólares y una falda tubo (con un corte que no favorece ni a las flacas) de Burberry Prorsum se vende en 4 mil 900 dólares, esto sin contar lo que gastará después en tintorería.
Si de nueva cuenta no le alcanza, en la referidísima tienda por internet encuentra chalecos blindados “para ejecutivos” (como dijera Manolito, el de Mafalda) en 8 mil 119 pesos. Cabe aclarar que los modelos no son para nada fashion, pero si se lo pone con un saco encima, al estilo de prenda sobre prenda, queda chulo de bonito. Listo para salir a la calle.
Comentarios, sugerencias, mentadas, invitaciones y hasta felicitaciones por favor en adosdetres@hotmail.com. Muchas gracias por leer éstas líneas y con ello hacer que esto valga la pena. Que tenga una semana blindada a los malos momentos.