A dos de tres
Marisa Pineda
La moneda estaba en el aire. Cara: A dos de tres se trataría hoy del hijo del chupacabras (Si, tuvo hijo). Cruz: seguiríamos hablando de los cines de antes. Pero no, no hablaremos de nada de eso. ¿Eh?, dirá Usted, ¿Qué no estaba la moneda en el aire?, pues qué cree, la moneda no alcanzó a caer, se la robaron, igual que se volaron el tubo de la casa de la de la letra. Hay quienes aseguran que fueron unos vulgares rateros que enseñaron el cobre, yo, en cambio, sostengo que fue una teibolera en apuros.
Ahí tiene que en casa de esta su amiga seis metros de tubo desaparecieron de la noche a la mañana, literalmente. Hasta eso, quienes se lo llevaron han de haber sido guardianes del agua, porque cuidaron de cerrar la llave.
Llamada al plomero ¿Puede venir, se trata de reponer el tubo de cobre que va del medidor al tinaco?. ¿Qué si que le pasó? Se lo llevaron. ¿Cómo?, ni idea, ya no está. Algunas horas y varios pesos después, el tubo regresó aunque de otro material. Para el anecdotario quedaron las últimas dos preguntas del maestro Plomero.
Para el anecdotario está también lo vivido en un multifamiliar. Al patio de aquel lugar, lo separaba de sus vecinos un par de barditas como de metro y medio. Altura que era salvada por el hijo de una vecina, quien, como ir al mercado, tomaba detergente, cloro, suavizante para tela, ganchos para la ropa, limpiador de pisos y, de paso, conectaba la manguera para llevar agua a su casa. El que es mandado no es culpado y el escuincle era mandado por su señora madre. Un día el lado B de la de la letra salió y mezclé el suavizante de telas con cloro. Injertada en pantera, la vecina tuvo a bien reclamarme que su ropa se le había echado a perder con “esos productos tan corrientes que usa usted”.
Esta vez, pasado el mal sabor de boca, empezaron las elucubraciones. Decía mi abuela que peca más al que le roban que el que roba, porque al que le roban sospecha de culpables e inocentes por igual. Así, ahí tiene a esta su amiga elucubrando. La mayoría de las voces aseguran: fue algún teporocho robatubos. En los fraccionamientos no hay casa que se salve. Es el robo de moda desde hace rato. Se roban hasta los cables para vender el cobre. Es más el daño que causan que el dinero que les dan por el cobre, sostienen las voces.
¿Y si no fue un robatubos sino una teibolera? Plantea la de la letra. Sí, una teibolera que necesitaba desesperadamente del tubo, su instrumento de trabajo. Dicen los que dicen saber que el table dance surgió por allá en los años 30, en Estados Unidos, como una evolución del burlesque. De entonces a la fecha ha cambiado conforme los tiempos; vestuario, maquillaje, coreografía, diseño de iluminación, ya ni se diga musicalización, se han transformado hasta convertir la presencia de la artista en un espectáculo con toda una producción detrás.
El tubo se ha convertido en elemento para la demostración de las destrezas de la artista, a la que en nuestro país el slang le ha dado el nombre de teibolera.. Agarrar aviada, treparse, girar, sostenerse y hacer acrobacias sin desplomarse estrepitosamente contra el suelo requiere harta preparación. A lo sensual y lo ridículo lo separa, pues, una línea muy delgadita.
No vamos a meternos aquí en aspectos que rodean al negocio de los teibols, atmósferas que ya Sergio González Rodríguez relató inigualablemente en “Mujer de table-dance”. Nos referimos aquí, exclusivamente a lo que sucede sobre el escenario, en la pasarela, con esas artistas que alguna vez auxiliaron a la de la letra, cuando venía de Guadalajara con una tos que anticipó una bronquitis, como muy atinadamente lo diagnosticara una de ellas.
De nuevo en la pasarela, tenemos que el tubo exige un arduo entrenamiento físico. Cada vez más gimnasios locales ofrecen “clases de table-dance”. El saber no ocupa lugar.
¡Eeepa! Repara la de la letra. He ahí otra línea de investigación, capaz que no fue una teibolera profesional la que se llevó el tubo de la casa, sino una alumna que iba a su clase y se le olvidó el indispensable material didáctico y, para que no la dejaran fuera del aula y le llamaran la atención, optó por tomar el dichoso tubo, cuidando primero de cerrar la llave de paso para que no se tirara el agua. Sí, me late que por ahí es.
Sí, no le aunque los demás digan “pasaste a engrosar la lista de las casas visitadas por los ladrones de cobre”, yo me inclino por la hipótesis de que fue una teibolera en apuros o una alumna de teibol que necesitaba de un tubo de ensayo.
Usted ¿por cual línea de investigación opta?
Cambiando abruptamente de tema. A propósito de asuntos totalmente distintos. Hoy domingo, a las 6:00 de la tarde, es la concentración por la Paz en el atrio de Catedral. Usted dice si va. Le aclaro que la manifestación (que no marcha) no va a terminar con el mal y los malos, pero al menos vamos a darnos la alternativa de demostrar al mundo que aún cuando todos somos culichis, por nacimiento o residencia, habemos de iguales a iguales. ¿Qué si quien organiza? Si sale bien, en cuanto a convocatoria, la manifestación tendrá muchos padres, si sale mal será huérfana. Abusando de su voluntad, ojalá pueda ir de blanco. Aseguran que en la manifestación no habrá oradores ni protagonismos. No se necesitan.
Gracias por leer estas líneas y con ello hacer que esto valga la pena. Ya sabe: comentarios, invitaciones, sugerencias, mentadas y hasta felicitaciones por favor en adosdetres@hotmail.com Que tenga una excelente semana. ¡Ah! Y si ve en la calle a alguien con un tubo de cobre como de seis metros, como melcocha mordisqueada de los extremos, para más señas, le podría decir que es mío.