Marisa Pineda
Si
Usted es, como yo, de quienes viajan por la ciudad en transporte
público sabrá lo que significa pedirle a la pasajera que va sentada
su permiso para pasar y que esta, en vez de mover su humanidad, sólo
mueva los ojos o ladeé la cabeza como si con ello fuera suficiente
para que uno cruce por un inexistente espacio entre sus rodillas y el
respaldo del siguiente asiento. Si no se traslada en camión urbano,
A dos de tres le abre hoy una ventana a ese otro mundo que reclama
con urgencia un manual de buenas costumbres.
En
1853 Don Manuel Antonio Carreño publicó en su oriundo Venezuela el
“Manual de Urbanidad y Buenas Maneras”, que ha dado origen
tanto a múltiples reediciones como a numerosas parodias
pitorreándose de su contenido, el cual marca los modales a seguir en
diversas situaciones. Como Don Manuel Antonio no incluyó cómo
comportarse en el camión urbano, los del Departamento de Vida y
Estilo de A dos de tres han empezado a elaborar su Guía de cómo
viajar con estilo en el transporte urbano (título tentativo), del
cual accedieron dar un adelanto.
Esta
Usted esperando la unidad, en cuánto esta se divisa gente salida de
quien sabe donde lo avasalla. Aquello de niños y mujeres primero no
aplica, la máxima es los de adelante corren mucho y los de atrás se
quedarán. No hay fila, no hay privilegios, la ley del más fuerte
con todo su vigor. En situaciones como esa la guía propone: El buen
viajero del transporte urbano no avasalla. Empujar sin distingo de
edad y sexo es para los gandallas, no para Usted que es una persona
fina y educada.
La
lucha por los lugares. Son contados quienes ceden el asiento a sus
mayores, a mujeres embarazadas, con bebés en brazos o cargadas de
paquetes. Hay que reconocer que en la erradicación de esa práctica
nada ayuda la doña que sube, clava la vista en su presa y
descaradamente agarra en brazos a su plebe de casi diez años,
apostándose frente a la víctima en demanda del lugar. Para esos
casos la guía recomienda sugerirle a la dama comportarse como tal y
no utilizar a su chamaco como letra de cambio de un asiento.
En los
camiones urbanos los asientos a un lado del pasillo son los más
codiciados porque facilitan el descenso. Si uno pide a alguno de esos
pasajeros permiso para acceder al asiento de ventanilla, por lo
general lo más que logrará es que aquella persona gire los ojos, la
cabeza o los hombros diciendo “pásele” ¿Por dónde? La guía
sugiere para esos casos solicitar al pasajero de forma clara y
educada (preferentemente con una amable sonrisa) gire su humanidad,
pues aunque se agradece su buen gesto de nada sirve que mueva su
cabecita cuando lo que uno necesita es que desplace su trasero.
El
borrador de la Guía de cómo viajar con estilo en el transporte
urbano consigna otros puntos, que daremos a conocer aquí en
ex-clu-si-va. Muchas gracias por leer éstas líneas y con ello hacer
que esto valga la pena. Comentarios, sugerencias, invitaciones,
mentadas y hasta felicitaciones por favor en adosdetres@hotmail.com
En Twitter en @MarisaPineda. Que tenga una semana de buenas
costumbres. Mientras anímese a leer un libro ¿Qué tal el Manual de
Carreño, por ejemplo?