viernes, 10 de mayo de 2013

La guía del buen viajero en transporte colectivo (título tentativo)


Marisa Pineda

Si Usted es, como yo, de quienes viajan por la ciudad en transporte público sabrá lo que significa pedirle a la pasajera que va sentada su permiso para pasar y que esta, en vez de mover su humanidad, sólo mueva los ojos o ladeé la cabeza como si con ello fuera suficiente para que uno cruce por un inexistente espacio entre sus rodillas y el respaldo del siguiente asiento. Si no se traslada en camión urbano, A dos de tres le abre hoy una ventana a ese otro mundo que reclama con urgencia un manual de buenas costumbres.

En 1853 Don Manuel Antonio Carreño publicó en su oriundo Venezuela el “Manual de Urbanidad y Buenas Maneras”, que ha dado origen tanto a múltiples reediciones como a numerosas parodias pitorreándose de su contenido, el cual marca los modales a seguir en diversas situaciones. Como Don Manuel Antonio no incluyó cómo comportarse en el camión urbano, los del Departamento de Vida y Estilo de A dos de tres han empezado a elaborar su Guía de cómo viajar con estilo en el transporte urbano (título tentativo), del cual accedieron dar un adelanto.

Esta Usted esperando la unidad, en cuánto esta se divisa gente salida de quien sabe donde lo avasalla. Aquello de niños y mujeres primero no aplica, la máxima es los de adelante corren mucho y los de atrás se quedarán. No hay fila, no hay privilegios, la ley del más fuerte con todo su vigor. En situaciones como esa la guía propone: El buen viajero del transporte urbano no avasalla. Empujar sin distingo de edad y sexo es para los gandallas, no para Usted que es una persona fina y educada.

La lucha por los lugares. Son contados quienes ceden el asiento a sus mayores, a mujeres embarazadas, con bebés en brazos o cargadas de paquetes. Hay que reconocer que en la erradicación de esa práctica nada ayuda la doña que sube, clava la vista en su presa y descaradamente agarra en brazos a su plebe de casi diez años, apostándose frente a la víctima en demanda del lugar. Para esos casos la guía recomienda sugerirle a la dama comportarse como tal y no utilizar a su chamaco como letra de cambio de un asiento.

En los camiones urbanos los asientos a un lado del pasillo son los más codiciados porque facilitan el descenso. Si uno pide a alguno de esos pasajeros permiso para acceder al asiento de ventanilla, por lo general lo más que logrará es que aquella persona gire los ojos, la cabeza o los hombros diciendo “pásele” ¿Por dónde? La guía sugiere para esos casos solicitar al pasajero de forma clara y educada (preferentemente con una amable sonrisa) gire su humanidad, pues aunque se agradece su buen gesto de nada sirve que mueva su cabecita cuando lo que uno necesita es que desplace su trasero.

El borrador de la Guía de cómo viajar con estilo en el transporte urbano consigna otros puntos, que daremos a conocer aquí en ex-clu-si-va. Muchas gracias por leer éstas líneas y con ello hacer que esto valga la pena. Comentarios, sugerencias, invitaciones, mentadas y hasta felicitaciones por favor en adosdetres@hotmail.com En Twitter en @MarisaPineda. Que tenga una semana de buenas costumbres. Mientras anímese a leer un libro ¿Qué tal el Manual de Carreño, por ejemplo?