A dos de tres
Marisa Pineda
No comas aguacate en la noche porque te enfermas. Ni se te ocurra tomar leche después de comer sandía porque te mueres. Eran las advertencias de madres y abuelas del siglo pasado. Que lejos estaban de imaginar que habían dejado por fuera dos de las más importantes: no comas pollo ni papas porque te vuelves homosexual y te quedas calvo.
A lo largo de la vida uno acumula remedios caseros y consejos para la preservación y cuidado de la salud. El origen de muchos de ellos se pierde en el baúl del tiempo. Se han transmitido de padres a hijos y antes de detenernos a averiguar su efectividad, el hecho de que cuenten con el aval de los ancestros los libera de toda prueba científica y los deja sin efectos secundarios.
Así, de niños aprendimos que al comer tamarindo, naranjas o limones no debíamos tragarnos las semillas porque nos iba a crecer una planta en la barriga. Que si teníamos la (desagradable) costumbre de mordisquear el cabello la mayor y más peligrosa consecuencia no era dejar el pelo hediondo a saliva, sino que se nos iba a hacer una bola de pelos en la panza y nos tendrían que abrir, cual res en canal, para extirparla. No faltaba la pariente acomedida asegurando que a la hija de Fulanita, prima ella de Manganita, la habían operado para quitarle el tumor que se le había formado por tener la cochina práctica de llevarse el pelo a la boca.
Todo supondría que la referida advertencia aplicaba sólo a las mujeres, por aquello de que suelen ser las que traen el pelo largo y, por ende, estar en capacidad de mordisquearlo, pero quien sabe por qué causas la medida abarcaba también a los varones. El absurdo no discriminaba género.
Las máximas para el cuidado de la salud incluían no comer aguacate en la noche “porque te puedes morir” y si a ello se agregaba el tomar leche, muerte segura. Aclaremos que la medida preventiva excluía al guacamole o a los trozos de aguacate que acompañaban los tacos de carne asada, las tostadas o los tacos dorados de cena.
¿Porque el aguacate era dañino sólo a partir de que caía el sol? ¿Por que en guacamole o acompañando la cena dejaba de ser letal? Son preguntas que hasta este momento no tienen respuesta. Tratar de averiguarlo ha sido como tratar de descubrir cómo se forman las pelusas y por qué se esconden debajo de los muebles.
La sandía es un fruto que se come aparte. Su mezcla con cualquier producto lácteo estaba prohibidísimo. La manera como fue transmitida la conseja fue tal que hasta la fecha a esta su amiga más le ha valido creer que averiguar qué pasa si se mezcla la fruta con la leche. Para colmo, uno de mis amigos más cercanos, cuando cometo algo indebido, emplea como la más fuerte de las reprimendas: friend, eres más mala que cenar leche con sandía. Así, ni como dudarlo.
Pero a como hay absurdos, hay remedios de suma utilidad: el té de orégano, de bugamilia o de abango para calmar la tos; el cubrirse la cabeza y los pies para evitar que empeore un resfriado. Y para reponer fuerzas en cualquier convaleciente: un suculento caldo de pollo con verduras.
¡Ah! Cuan lejos estaban esas madres y esas abuelas de imaginar los efectos secundarios del pollo y las papas que tanto recomendaban. Tendría que alzar la voz el mismísimo titular del Instituto de Investigaciones Científicas Evo Morales para advertir que comer pollo y papas es la causa de que haya homosexuales y calvos. Habrá que aclarar que el mandatario boliviano se refirió a pollos y papas que han recibido algún producto químico, para tranquilidad o desasosiego de más de uno.
Esta no es la primera ocasión en que los resultados de las investigaciones de Morales provocan revuelo entre la comunidad científica, basta recordar el 2009, en Viena, cuando pidió a la Organización de las Naciones Unidas retirar la hoja de coca del listado de estupefacientes prohibidos. Hoja de coca en mano, procedió a masticarla para demostrar al mundo que la planta es medicina para los pueblos y en su estado natural no es dañina para la salud humana.
Ahora, el científico Morales presentó sus más recientes descubrimientos: “Las empresas le ponen a sus pollos hormonas femeninas y por eso los hombres que consumen tienen problemas en su ser como hombres” Y cuando los vegetarianos creían haberse salvado, ¡nada! Resulta que las papas provocan calvicie por todos los productos químicos que les ponen en su cultivo.
Así de fácil el asunto. Qué descifrar el ADN ni que nada. La clave está en los pollos y en las papas.
Los del Departamento de Investigaciones de A dos de tres (carentes de la brillantez de pensamiento de Morales, quizás porque no consumen hoja de coca) se preguntan si el pollo desplazará a los implantes de silicona en el aumento de talla de senos. Si para prevenir la calvicie con dejar de comer papas es suficiente.
En lo que Morales da a conocer nuevos descubrimientos científicos han tirado a la basura los sobres de palomitas de microondas por desconocer sus efectos secundarios. Capaz que las abuelas del siglo pasado no estaban tan erradas y por tragarte un grano de maíz palomero sí te crece una planta en la barriga.
Por favor comentarios, sugerencias, invitaciones, mentadas y hasta felicitaciones en adosdetres@hotmail.com Muchas gracias por leer éstas líneas y con ello hacer que esto valga la pena.
Que tenga una semana suculenta.