lunes, 30 de marzo de 2009

A dos de tres

Marisa Pineda

Fraude: Engaño, abuso de confianza. Dolo. Simulación.

La muerte de Abismo Negro ha abierto una cloaca, que no por conocida deja de ser hedionda: la codicia de promotores y comisionados inescrupulosos, quienes en aras de la máxima ganancia no les importa acabar aquello que les da sustento: la lucha libre.

(¡Ay! Ya va a hablar otra vez de lucha libre, advierten los del Departamento de Investigaciones de A dos de tres, perspicaces como ellos solos, y añaden preocupados: esto peligra, si sigue así la van a jondear para deportes, no quiere creer. Ya se nos fue un lector.)

Abismo Negro debutó en 1990. En su carrera obtuvo dos cabelleras y por lo menos tres campeonatos, no ganó ninguna máscara. En diversas etapas, el tabasqueño luchó con los nombres de Furor, Winner y Samurai. Como Winner perdió la máscara ante Super Caló, en un torneo Rey de Reyes. En el pasado reciente, participó en telenovelas y programas de espectáculos. El sábado 21 de marzo, a las 8:00 de la noche, subió al ring en la Plaza de Toros de Cancún, en un cartel donde hizo equipo con Alex Koslov y Xpac para enfrentar a Kenzo Suzuki, Chessman y Black Abbys. El encuentro fue un éxito, reseñan de manera unánime los medios de comunicación de aquel lugar. Todo salió bien, excepto porque Abismo Negro murió la madrugada del viernes 20 de marzo, en el municipio de Rosario, al sur de Sinaloa.

El lunes 16 de marzo, el luchador participó en la Revancha del Rey de Reyes, en Mazatlán. El viernes 20, al filo de la medianoche, tomó un camión rumbo al Distrito Federal, minutos después se bajó preso de un ataque de ansiedad, informó el Ministerio Público. El médico legista señaló que el ataque pudo ser provocado por el presunto consumo de anabólicos.

La noticia de su muerte provocó muestras de respeto a la familia luchística y encendidas reacciones a la declaración del médico legista. Qué lejos estaba la afición de imaginar que muy pronto sumarían un golpe mayúsculo: descubrir la falta de respeto de que fue objeto al difundirse la función de Cancún. Hasta el día de hoy el promotor de aquel sitio asegura que quien subió al ring “fue el verdadero Abismo Negro, y no un doble”.

El apodado Rey del Martinete, podría haber sido también el Rey de la Ubicuidad, pues ese sábado no sólo estaba anunciado para Cancún, sino también para Ciudad Victoria, Tamaulipas, en este último sitio su lugar lo ocupó Marco Corleone.

Dentro de los poderes que confiere la máscara está permitir las suplantaciones. En el ’94 cualquiera se ponía un pasamontañas y “todos somos Marcos”, en el 2009 no falta quien se calza una tapa y lo mismo se hace pasar por agente policial que por malandrín. En el 2007, en Tabasco, hubo una piñata. El orgulloso padre celebró los tres años de su heredero con una función privada de lucha libre con El Hijo del Santo, Blue Demon Jr., Huracán Ramírez, la Parkita, Octagoncito, y algunos lugareños. Para que su heredero tuviera el cartel de sus sueños, contrató a un promotor local y desembolsó casi 100 mil pesos. ¡Una ganga! Tras el jolgorio, ¡cuaz!, quebradora al ánimo. El promotor de marras efectivamente se comunicó tanto con el plateado como con el Hijo de la Leyenda Azul, apartó fecha: 11 agosto, pero nunca hizo el depósito correspondiente y el cotejo se borró de la agenda oficial de los luchadores. Como recuerdo del fraude quedaron los autógrafos y las fotos que la selecta fanaticada se tomó con las versiones pirata.

Hará dos semanas, Máscara Sagrada alertó sobre la suplantación de que está siendo objeto por quien se hace llamar Máscara Sagrada Junior. Si alguien sabe de clones es él, quien libró una encarnizada lucha con el finado promotor Antonio Peña, creador de la Triple A. El pleito fue sin empate y sin indulto: se jugaban los derechos de autor del nombre y equipo de Máscara Sagrada. El gladiador ganó el combate y la Triple A tuvo que retirar de sus filas al personaje.

“La muerte sólo se presenta una vez pero se anuncia en todos los momentos de la vida”. En casi 19 años de vida profesional Abismo Negro bailó con la muerte cada que subió al ring. La de la letra no pertenece a su grupo de seguidores; sin embargo, cualquiera que sube profesionalmente al encordado le merece respeto.

Me gusta la lucha libre, no importa que me digan que es “puro teatro”, quienes la amamos sabemos que, si es teatro, es el que más exige, el que no deja margen para el error. No comulgo con las luchas con vidrios, alambres de púas o cuanta excentricidad se les ocurra en aras de imponer el espectáculo. Prefiero los cotejos a ras de lona que permiten saber quién es quién. Considero que cuando el Cavernario Galindo agarró a mordidas a una serpiente, hasta arrancarle la cabeza, dejó dicho todo. Me dan tristeza los luchadores que en aras de sacarle el máximo provecho a su instrumento de trabajo, el propio cuerpo, ingieren esteroides anabólicos, complementándolos con peores sustancias en vanos intentos por esconder sus efectos segundarios: euforia, confusión, desórdenes del sueño, paranoia, alucinaciones y ansiedad patológica. Nada útil para quien requiere de los cinco sentidos cada que trepa a un ring.

Desde su debut hasta su último combate Abismo Negro militó en la Triple A. Por respeto a su memoria, a su trayectoria que tanto dinero dio a ganar a la empresa, debe haber un pronunciamiento oficial sobre lo ocurrido en Cancún y la exigencia a las autoridades para aclarar si en la muerte del luchador hubo o no sustancias prohibidas de por medio. La muerte de Abismo Negro debería ser el parte aguas para, al menos intentar, sanear y poner orden en pos de cuidar a luchadores y fanáticos, que son quienes hacen la lucha.

Para refrendar la licencia que le otorga la Comisión de Box y Lucha el luchador debe someterse a una revisión anual consistente en biometría hemática y química sanguínea (de 4 a 27 elementos), en algunos casos se exige electrocardiograma, electroencefalograma y pruebas de esfuerzo. Hasta donde sé, no hay control antidopaje. Antes de subir al ring un médico autorizado por la Comisión revisa el estado físico del gladiador. Si hay problemas no lucha. Sin embargo, en no pocas arenas de provincia estas revisiones son laxas, con el riesgo que ello implica para la seguridad del luchador, materia prima del deporte espectáculo.

El reglamento de la Comisión señala que es su responsabilidad impedir que empresas, promotores y luchadores mismos traten de defraudar o defrauden los intereses del público en cualquier forma. Pero lo ocurrido en Cancún ratifica que tal responsabilidad es letra muerta, y el reglamento un mar de tinta, útil sólo para multar.

Hoy en día, la lucha libre está en playeras, refrescos, paletas, dulces y un largo etcétera. Se ha convertido en una marca registrada presente cada vez en más productos y en menos cuadriláteros. La lucha, el deporte nacional, se nos está volviendo cada vez menos libre y más libertina.

Gracias por leer éstas líneas y con ello hacer que esto valga la pena. Ya sabe: comentarios, sugerencias, invitaciones, mentadas y hasta felicitaciones, por favor en adosdetres@hotmail.com

Que tenga una semana libre de abusos de confianza.

martes, 17 de marzo de 2009

A dos de tres

Marisa Pineda

La capacidad de asombro derrotó a la de la letra en dos caídas al hilo, durante la semana que acaba de terminar. La primera, se la ganó vía Luisa Kroll, editora de la revista Forbes, por esa joya de declaración que es: “él no está disponible para entrevistas, pero su situación financiera está bastante bien”, al referirse a la inclusión de Joaquín “El Chapo” Guzmán Loera en la lista de los hombres más ricos del mundo según esa publicación. La segunda caída la ganó el enterarme de los últimos adelantos locales en la búsqueda de la belleza: el rejuvenecimiento vaginal.

Primera caída, primera

No sé Usted, pero con esta su amiga es oficial: no aparezco en la lista de Forbes. Está Bill Gates encabezando el contingente, seguido de un rico de Estados Unidos, en el tercer puesto Carlos Slim Helu y familia (bajó dos lugares) y atrás, en el lugar 701, Joaquín Guzmán Loera, con una fortuna estimada en un billón de dólares. Por poquito no queda, sólo aparecen los que tienen de un billón para arriba.

La presentación de la información, que es la misma para los pudientes de Arabia Saudita como para los de Egipto o Mónaco, indica, en el caso de Joaquín Guzmán: Patrimonio neto: 1 billón de dólares. Fortuna: hecha por él mismo. Fuente: Tráfico de drogas. Edad: 54. País de origen: México. Residencia: estado de Sinaloa. Industria: Transporte. Educación: No disponible. Estado civil: No disponible.

Así como las luminarias del espectáculo esperan con ansias la lista de los mejor y los peor vestidos, así la lista de Forbes ha sido la alfombra roja de los ricos del mundo. Tan importante como el ser es el aparecer, en el selecto rol de aquellos que necesitan recorrer el punto para que los ceros de su fortuna quepan en la pantallita de la calculadora.

Por ello, por ser la elite de la elite, llamó tanto la atención que el hombre que ocupa el sitio 701 en Forbes, sea el mismo que ocupa el número uno en la lista de los más buscados por la justicia. Las voces de autoridades y de otros ricos mexicanos se alzaron: ¿Cómo calcularon la fortuna? ¿Tuvieron acceso a las cuentas? ¿Cómo se les ocurrió incluir a un delincuente? Es cierto que dinero es dinero y que todos somos iguales, pero hay de iguales a iguales.

Tras el revuelo, la misma Forbes publicó El Rey de la Cocaína, un artículo especial en el que de alguna manera explica el origen de las cifras que sustentan la inclusión de “El Chapo”.

Ahí, asienta que 35 millones de personas en los Estados Unidos emplean narcóticos o abusan de drogas prescritas, generando una derrama anual estimada en 64 billones de dólares. Añade que según cifras de la DEA (Drug Enforcement Administration) se calcula que Joaquín Guzmán controla la tercera parte, o hasta la mitad, del mercado mexicano de las drogas. En el 2008, narcotraficantes de Colombia y de México lavaron entre 18 y 39 billones de dólares producto de los envíos a Estados Unidos, de ellos se estima que el 20 por ciento fue para la organización de Guzmán. Moviendo las bolitas del ábaco resulta el billón de dólares, que fue su pasaporte a la lista de los 38 nuevos billonarios en el mundo.

En A dos de tres lo que nos preguntamos no es de dónde salió el dinero de Joaquín Guzmán, sino ¿por qué dijo la editora que no está disponible para entrevistas? ¿Acaso lo buscó? ¿Sería el publirrelacionista, el encargado de prensa o el representante legal de El Chapo quien le dijo que su cliente no estaba para encuentros con medios de comunicación? Si la fortuna calculada es de un billón de dólares ¿a cuántos trabajadores da empleo ese imperio?

Y venir a ver que en Sinaloa durante años hemos tenido una polémica por los narcocorridos y demás apologías, llegó Forbes y dijo: a un lado que ahí les voy. Aprendan como se hace.

Segunda caída, segunda

Si se hiciera una lista de los deseos más comunes de nosotros los comunes, la riqueza y la belleza estarían dentro de los primeros lugares. No en vano las fórmulas para volverse millonario y los productos para preservar la juventud, entendida como sinónimo de belleza, son de los más vendidos en el mundo.

Juventud y belleza son hoy en día objetos de consumo a los que se puede acceder con la compra de maquillajes, cremas, vitaminas, aparatos y una larga lista de etcéteras que culmina con la cirugía estética.

Las revistas y cada vez más programas de televisión dedican importantes espacios a difundir los últimos adelantos en la medicina cosmética. Así, hemos visto desfilar por páginas y pantallas los bares de oxígeno, el colágeno, el botox, los implantes de seno y de nalgas, la lipoescultura para lograr un abdomen de lavadero y así hasta cubrir toda la superficie corporal, incluyendo rincones en otros tiempos insospechados.

La de la letra comparte con algunos de sus amigos el morboso placer de leer los anuncios clasificados. Así, en una charla de sobremesa cayó a sus manos un anuncio que oferta rejuvenecimiento vaginal con laser. Hubiera visto.

En el grupo femenino cotidiano, el anuncio provocó más reacciones que la lista de los ricos de Forbes. Bill Gates, Carlos Slim y el Chapo fueron desplazados por las preguntas y especulaciones que generó la gama de servicios que ofrece el rejuvenecimiento vaginal con laser: reducción de labios menores (¡ouch!), reducción o aumento de labios mayores (más ¡ouch!), reducción de monte de venus (¡requeteouch!), reducción de amplitud vaginal e intensificación de punto G (¡je!) Caray y pensar que para muchas la cosmética en el área del bikini se reducía a formar figuritas mediante la depilación con cera y el teñido.

De entre los comentarios resultó que más de una oyó hablar, en algún programa de televisión, de la liposucción en la zona vaginal, pero no de la cirugía cosmética a esos otros niveles. Menos sabía que ya se cuenta con ese servicio en Culiacán. No cabe duda, vamos por todo.

Según los del Departamento de Investigaciones de A dos de tres, el pionero en el rejuvenecimiento vaginal es David Matlock, ginecólogo estadounidense, quien hace 13 años empezó a trabajar con pacientes quienes, luego de haberse sometido a cirugías vaginales, refirieron haber mejorado su placer sexual. Matlock se dedicó a investigar exhaustivamente el tema y a perfeccionar y a convertir en marca registrada su especialidad, a la que dio el nombre de Rejuvenecimiento Vaginal con Láser.

A medida que se populariza el rejuvenecimiento de la vagina ha resultado una de las operaciones más solicitadas. Sin embargo, la búsqueda de la juventud y la belleza no es privativa de un género, y así como hay cada vez más hombres adictos al botox (algunos parecen tener como manda acabar con todo el botox que hay en Culiacán) para ellos la cirugía cosmética ofrece faloplastías para agrandar el pene, rejuvenecimiento escrotal y la reducción de senos. Pero esa… es otra historia.

Muchas gracias por leer éstas líneas y con ello hacer que esto valga la pena. Por favor, comentarios, sugerencias, mentadas, invitaciones y hasta felicitaciones en adosdetres@hotmail.com

Que tenga una semana en que las sorpresas agradables le ganen en dos caídas al hilo.

lunes, 9 de marzo de 2009

A dos de tres

Marisa Pineda

En 1952 la Enfermera del Médico Asesino subió al ring para engalanarlo, como edecán, luego lo hizo como luchadora, dicen que fue la primera en México. Por esos años los cuadriláteros recibieron a una de las más grandes figuras en la historia del pancracio: Irma González. El 23 de diciembre de 1979, Estela Molina le dio a México el primer Campeonato Mundial Femenino de Lucha Libre. Abajo del ring, estaba ya una mujer que se volvió ícono de la afición: Doña Virginia Aguilera. Afuera de las arenas, muchas otras mujeres hacían lo propio vendiendo máscaras, playeras, figuras. Todas hacían la lucha. De todas ellas es día hoy.

Cuenta la historia que por allá en 1935 llegaron a nuestro país las primeras mujeres luchadoras, provenían de Estados Unidos. Veinte años más tarde las nacionales ya hacían lo propio, con una buena legión de seguidores. En ese tiempo apareció La Dama Enmascarada, la primera luchadora en emplear tapa y quien se convertiría también la primera campeona nacional.

Son tiempos en que Irma González entra también a los encordados. Provenía de una familia de cirqueros a quienes se les había quemado la carpa, obligando a la familia a irse a la capital del país en busca de oportunidades. La preparación circense de González, a la que añadió la de lucha, la llevó a convertirse en una de las más grandes figuras en la historia del pancracio. En su carrera conquistó el campeonato nacional, el mundial y protagonizó encarnizados encuentros. Con Irma Aguilar, su hija y figura por mérito propio, formó la temida pareja de Las Irmas. Se retiró de los combates, pero no de la lucha, convirtiéndose en entrenadora de las nuevas generaciones de gladiadores.

Para 1958 eran muchas las que figuraban en los carteles. En octubre de ese año, a la Regencia del Distrito Federal le salió lo rudo y les aplicó un candado prohibiendo las luchas de mujeres. Ellas encontraron la llave para zafarse y se fueron a buscar a los estados, y a otros países, las oportunidades que la Ciudad de México les negaba.

Los nombres de Toña la Tapatía, La Yaqui, Chela Salazar, Lola González, La Pantera Sureña se volvieron familiares en las arenas de la provincia, de Europa, de Centro y Sudamérica. En 1979, Estela Molina venció a la norteamericana Vicky Williams y dio a México su primer título mundial. Quienes quisieron presenciar la hazaña tuvieron que trasladarse al recién desaparecido Toreo de Cuatro Caminos, en el Estado de México, pues en el Distrito Federal la veda a las luchas femeniles seguía, duró casi 30 años.

Ya para los 80, el Gobierno levantó la prohibición y se encumbran figuras como Lady Apache, Tania, La Diabólica y la diva Martha Villalobos. A ellas se sumarían, en las siguientes décadas, Faby Apache, Diana la Cazadora, Estrellita, Tiffany y una larga, larga lista.

El llamado cine de luchadores no fue ajeno a la presencia de las mujeres. Tal vez el mejor ejemplo sea “Las luchadoras contra el Médico Asesino”, filme de 1963 dirigido por René Cardona, en donde estrellas, como Irma González, aparecen interpretando su papel en la vida real.

Mujer es también quien representa la quintaesencia del buen aficionado: doña Virginia Aguilera, quien a pulso se ganó el apodo de “La abuelita de la lucha libre mexicana”. Doña Virginia vio nacer a las grandes leyendas de la lucha libre. En más de medio siglo como fiel aficionada vio caer las máscaras y cabelleras más codiciadas. Siempre apoyando al bando técnico, no dudaba en reprender a los rudos a bolsazos. En la México, la Coliseo, el Toreo de Cuatro Caminos y muchas arenas más, Doña Virginia tenía reservado su lugar. Su respeto y devoción hacia la lucha, la situaron al mismo nivel de aquellas figuras que tanto admiró, doña Virginia se convirtió también en leyenda.

El camino de la lucha libre es un camino de horas y horas de preparación en el gimnasio; en el cuadrilátero; de practicar a ras de lona; de desentrañar el secreto de los candados, las llaves y las contrallaves; de entrenar los lances y el estilo acrobático. El camino del luchador está marcado por días enteros de dolor, cansancio, lesiones y soledad.

El de las luchadoras es idéntico. Las lesiones duelen igual, el riesgo es el mismo, la muerte también las ronda en cada combate. A ello hay que añadirle que ellas tienen que lidiar con cólicos y con el malestar que pueda venir con cada menstruación, y con la responsabilidad que conlleva ser madre de familia, en muchos casos.

En el libro “Espectacular de lucha libre” Lourdes Grobet fotografió a La Briosa, enmascarada, dando el biberón a su bebé; a Tania la Guerrillera en similar labor; a Estela Molina lo mismo mostrando el cinturón de su campeonato, que picando verduras en la cocina de su casa. También las fotografió tintas en sangre en más de un combate. Todas haciendo la lucha.

Como ellas, que supieron aplicarle una llave al candado de la prohibición que por casi 30 años las mandó a los vestidores en las arenas capitalinas, a lo largo de la historia ha habido muchas que han hecho de la lucha diaria el mejor discurso.

En 1911, unos dicen que en febrero, otros que en marzo, 146 obreras de la textilera Triangle murieron calcinadas cuando les arrojaron bombas incendiarias para obligarlas a salir de la fábrica, donde se habían apertrechado exigiendo mejores salarios y condiciones de empleo. En 1917, las mujeres rusas se declararon en huelga, un 8 de marzo, en respuesta a la muerte de dos millones de soldados rusos caídos en la guerra. La Organización de las Naciones Unidas conmemora el 8 de marzo como Día Internacional de la Mujer.

A la de la letra las peroratas feministas le caen como palanca al brazo, sobre todo las de quienes han hecho de esas monsergas un modo de vida. Esta su amiga prefiere los discursos de hechos de todas esas mujeres que en el día a día hacen la lucha arriba y debajo de los encordados.

Mujeres como esas doce mexicanas que diariamente pierden la lucha contra el cáncer de seno; como las cinco mil a las que cada año las vence el cáncer cérvico uterino; como las que llevando a toda su familia como seconds se imponen a los 54 pesos con 80 centavos de salario mínimo al día.

El año pasado, Global Producciones promovió en Culiacán una escuela de verano de lucha libre, sorpresivamente fueron más niñas que varones quienes se inscribieron. De ellas también es día hoy.

Como lo es de las mujeres que protagonizan luchas en lodo, en bikini o desnudas. Ellas también hacen su lucha.

Este 8 de marzo se celebra, pues, el Día Internacional de la Mujer. ¿Qué festejan? Pues que como dijera Joaquín Sabina “hay mujeres que exploran secretas estancias del alma”; que como cantara Silvio Rodríguez, “hay mujeres que la historia anotó entre laureles y otras desconocidas, gigantes, que no hay libro que las aguante”; o como aceptara Martín Urieta “mujeres tan divinas, no queda otro camino que adorarlas.

Muchas gracias por leer estas femeninas líneas y con ello hacer que esto valga la pena. Por favor, comentarios, sugerencias, invitaciones, mentadas y hasta felicitaciones en adosdetres@hotmail.com .Que tenga una semana en que en la lucha diaria no le falte el apoyo de una mujer.

lunes, 2 de marzo de 2009

A dos de tres

Marisa Pineda

A dos de tres cumplió su primer año. Pretexto, y hasta motivo, para festejar y, de paso, abrir una nueva tarea al Departamento de Investigaciones de A dos de tres: ¿qué relación física, o química, existe entre el pelo y el alcohol? ¿Por qué, a medida que se ingiere algún pulque, licor, cerveza o vino, el copete tiende a caer y alaciarse en forma proporcional a la ingesta? Al final, la pachanga parece convención de emos.

Antes de que el copete se rinda, el ambiente pasará por las etapas reglamentarias de todo buen jolgorio, mismas que dependen, en gran medida de la música de fondo. Etapa instrumental, de boleros, baladas, trova, el túnel del tiempo, para amanecer bailando, de dolor y contra de ellas (os), para culminar con Amor Eterno, pues cuando en una fiesta empieza a sonar amor eterno e inolvidable es señal inequívoca de que la reunión llegó a su fin. Hora de tomar los efectos personales, dar las gracias por la hospitalidad y el buen momento y emprender la retirada.

Los tiempos han evolucionado y las fiestas también. Hubo una era en que los huateques se ambientaban con tocadiscos o radioconsola, aka Chico Consolón y sus Negritos. Para los que no les tocó conocerlas, las radioconsolas eran unos muebles en madera con tocadiscos, radio, tocacasetes y bocinas incluidos. El 15 por ciento del espacio del mueble lo ocupaba el sistema de sonido y el resto era puro adorno. El tamaño del cajón con patas aquel iba desde uno hasta cuatro metros. Del espacio disponible en la casa y el gusto dependía el tamaño de la radioconsola. Vistos a la distancia hay que reconocer que eran muebles muy bellos, algunos con espacio para aquellos acetatos imposibles de piratear.

Luego vinieron los estéreos, con sus bocinas como de un metro cada una. Y pensar que esos eran los minicomponentes. Después, el mundo del sonido se compactó.

Llegaron los cidis y los acetatos se volvieron, primero, basura y ahora artículo de colección. Con los compactos, las fiestas cambiaron. Ya no había que estar atinándole al surco del disco para dejar caer la aguja del tornamesa justo donde comenzaba la canción. Tampoco había que atrasar o adelantar el casete hasta encontrar la rola que se quería. Ya el ambiente no se enfriaba por el tiempo que pudiera tomar esa demora técnica. Con el disco compacto, botonazo y listo.

El progreso hizo mutar también a un aparato que alguna vez fue emblemático de las refresquerías y cantinas: la rocola. De pronto, a la rocola ya no fue necesario echarle monedas para que sonara, y le aparecieron dos micrófonos y textos. Sí, la rocola mutó dando lugar a una nueva variedad: el karaoke.

El karaoke dejó a rudos y técnicos en igualdad de circunstancias ante el ridículo. Si bien antes cantar en una fiesta estaba reservado para los que podían acompañarse de una guitarra y para los que el trago relajaba las cuerdas vocales y el sentido del ridículo, con la aparición del karaoke cantar mal se democratizó.

Y es que los dos micrófonos del dichoso aparato parecieran estar programados para dejar en la misma tesitura a Pavarotti y al compa Chalino (Sánchez). Sea quien sea, esos micrófonos harán que se escuche como prefecta cantando por el sonido de la escuela o, si bien le va, se oirá como Cameron Díaz en “La boda de mi mejor amigo”. Si no sabe inglés no importa, agarra el micrófono y empieza a guachavachear, nadie notará si es inglés de Oxford, del Bronx o de Inglés sin Barreras. Así de igualitario es el karaoke.

Pero no todo es miel sobre hojuelas. El karaoke dio origen a una forma malsana, diabólica, de diversión: imaginar que al que se apropia del micrófono éste le da toque y lo avienta, o en su defecto se le queda adherido en la mano cual penitencia perpetua.

Hay, en toda fiesta divertida, un mala copa. Aquel que, a lo largo de la noche, será: el amigo de todos, el que el mundo no lo merece, el que su vida es ejemplo a seguir, el que vaga sin rumbo fijo ni dirección, el mil amores, el solitario, el rudo, el técnico, así hasta quedarse dormido o acabar con la reunión. Es aquel al cual ya todo el grupo le conoce sus etapas y las vive con resignada diversión. Sin embargo, esta otro, ese que llega a la fiesta, ve el aparato, los ojos le brillan, pega un saltito y se lanza sobre el micrófono a la vez que exclama con singular entusiasmo: ¡hay karaoke!

Ese ahí se quedará, al son que le toquen cantará, y cuando alguien se atreva a decirle “ya deja el micrófono”, responderá firmemente, aferrándose a él cual luchador en desventaja se aferra a la cuerda: no, ahí hay otro, que agarren ese.
De su mano la fiesta pasará por la etapa instrumental. Empezará con un cha-la-la-la-lá lo mismo a ritmo de Ray Coniff que al de Café del Mar. Luego vendrán las baladas e independientemente de sus gustos, se las sabrá todas; desde Leo Dan y Leonardo Favio, hasta los egresados de La Academia. Cuando llegue la hora del baile, se convertirá en animador, alentando la fila de la conga con un “ea ea ea”, ya luego el “za za za, yacuza, yacuza” le permitirá regresar a la cantada.

El túnel del tiempo, que parte de las cerezas están maduras eso lo sé y terminan en la calle de las sirenas, pasando, obviamente, por stayin’ alive a-a-a-a stayin’ alive, harán que se bambolee sin soltar el micrófono, coreando el final de cada rola.
De ahí vendrán las rancheras, en las cuales Mala Copa se le unirá para entonar al unísono por tu maldito amor, el rey, volver volver, como quien pierde una estrella (con todo y aaa-a-a-a-a-aaaay con tono españolado). Saldrá el gánster que todos llevamos dentro presumiendo que aprendí a sacar las cuentas nomás contando costales, y la omnipresencia se sentirá advirtiendo que soy el jefe de jefes señores.

Luego la fiesta llegará el reino de las ratas de dos patas, con el consabido me estás oyendo inútil. Ahí, al amparo de la música se confesará tres veces te engañé y se presumirá que esta sonrisa es por alguien, para que luego la sapiencia de José Alfredo Jiménez se haga presente y acepte resignado: te adoré, te perdí, ya ni modo.
Para entonces poco importará quienes se apropiaron de los micrófonos. Para entonces se estará en la antesala del testamento y el epitafio, pidiendo que cuando muera no anden con lutitos que son pura propaganda, y recordando que hay que darle gusto al gusto porque la vida pronto se acaba.

Así, de pronto, llega amor eterno e inolvidable y el recuerdo de los que se nos adelantaron (en aras de esa leyenda que, contada en televisión por Raúl Velasco, decía que había sido compuesta a una madre, y contada por muchas otras personas dice que al amor de un hombre que se fue). En una especie de regla no escrita, los que hayan sobrevivido a la reunión hasta ese momento, se levantarán, tomarán sus efectos personales, agradecerán y se retirarán. Todos, aún los de pelo más rizado, quien sabe por qué leyes de la química y la física irán con el copete lacio.

Muchas gracias por leer éstas líneas y con ello hacer que esto valga la pena. Vamos por la segunda caída y ya sabe: comentarios, sugerencias, invitaciones, mentadas y hasta felicitaciones, por favor en adosdetres@hotmail.com

Que tenga una semana en que los buenos momentos se aferren como quien se aferra al micrófono del karaoke.