A dos de tres
Marisa Pineda
“Crisis: Mutación considerable de una enfermedad tras la cual se produce un empeoramiento o una mejoría. Cambio importante en el desarrollo de un proceso que da lugar a una estabilidad (por ejemplo: crisis económica). Problema, conflicto o situación delicada (no varía en plural)”. Así define la Real Academia de la Lengua Española a la palabra que se perfila como Reina de la Popularidad 2009.
Todo diciembre fue oír crisis por aquí, crisis por allá. La expresión se volvió literal, tanto en América como en Europa la crisis económica fue, y es, protagonista diaria en noticieros y pláticas. La llegada de las fiestas navideñas dio tregua al ánimo, pero apenas entró el 2009, el tema volvió por sus fueros.
Amigos que viven en el continente Europeo comentan que allá están realmente asustados, que no se habla de otra cosa y tanto la incertidumbre como el desconcierto se sienten en el ambiente. Quienes fueron a Estados Unidos platican que las tiendas no estaban repletas como en otros años, allá sí se nota mucho la mala situación económica, observan. En este México de nuestros amores la preocupación es real, como real es que estamos más que familiarizados con la crisis y sus consecuencias, desde hace muchos años.
Aún así, la crisis tiene repercusiones en rubros impensados. Ver a Larry Flint pidiendo al Congreso de Estados Unidos que apoye con cinco mil millones de dólares a la industria de entretenimiento para adultos -aka pornografía- para que no naufrague, es algo jamás imaginado siquiera.
Por allá en que la década de los 70, Larry Flint abrió una cadena de negocios de estriptis, a la que siguió la publicación de la revista Hustler, dirigida al público adulto. Si bien en aquel tiempo la revolución sexual, el amor libre, estaba en su apogeo, Flint tuvo que enfrentar varios juicios relacionados con las leyes de obscenidad. Al salir de un juicio, Flint y su abogado fueron baleados. Flint quedó inválido. La parálisis de sus piernas iba acompañada de fuertes dolores, que combatió con narcóticos prescritos por su médico; sin embargo, su esposa terminó convirtiéndose en adicta a ellos. Desde su silla de ruedas Flint siguió adelante, consolidándose como magnate de la industria pornográfica. La historia de Flint es tema de la película “Larry Flint: El nombre del escándalo”, dirigida por Milos Forman, candidata a los premios Oscar en su momento.
En su exposición de motivos para solicitar el apoyo económico del Congreso de Estados Unidos, Flint expresó que la mala situación de la industria pornográfica se debe a la proliferación de sitios de internet desde donde pueden descargarse gratuitamente fotos y videos. Cuando la de la letra vio eso recordó un capítulo de Los Simpson donde Homero cuestiona a unos nerds sobre qué han hecho de importancia y uno le responde: hice que la pornografía se pudiera bajar gratis y un millón de veces más rápido. (¿Y qué hay más barato que gratis?)
Flint señaló también que los consumidores han cambiado sus hábitos y la pornografía con actores y actrices profesionales está siendo desplazada por los amateurs, toda vez que el público inteligente y conocedor ahora prefiere ver cuerpos semiflácidos, celulitosos, pero más cercanos al común, que la prefabricada naturalidad de la silicona y las prótesis de látex.
La industria pornográfica de Estados Unidos genera al año 13 mil millones de dólares, según refiere la noticia, pero la venta de dvd va para abajo y en picada, pues en el 2008 cayó 22 por ciento. ¿Cuándo se había visto?
Y es que esto de la crisis está pegando en sectores que no vea. Deje le cuento lo que le pasó a la de la letra. Ahí la tiene frente a la computadora. Click, click… la enciende… bbbbrrrr… biiip… listo. A revisar el correo electrónico: estos son chistes, estos buenos deseos condicionados a que los reenvíe, este dice Presidencia de la República… ¡allá bonchi! En ese momento la de la letra se sintió como cuando estaba de moda el programa de Atínale al precio y en su contestadora estaba un mensaje que empezaba “hola, soy Marco Antonio Regil”.
Que leo Presidencia de la República y en lo que colocaba el cursor sobre la línea ¡ya me vi! ¿Para cuanto tiempo le gusta que llevó en abrirse el mensaje? Pues en esos segundos la de la letra se imaginaba al Presidente (con los lentes que me causan envidia) leyendo A dos de tres en su síntesis informativa. ¡Órale! me preguntaba ¿y que enviaría: comentario, sugerencia, acaso felicitación?… ¡iiih! capaz que es alguna mentada, ¡Chin! Recuerda, recuerda ¿qué canijos escribiste?, me recriminaba.
En eso estaba cuando la pantalla dejó ver por fin el texto, palabras más, palabras menos: “No me obligues a cobrarme con tu familia, ya te has de imaginar que quiero, más te vale que nos arreglemos, prepárate y llama para que sepas cuanto. Cel 72 … Culiacán, Sinaloa”.
La vida tiene banda sonora y en ese momento en la mía se escuchaba a Cornelio Reyna cantar “me caí de la nube que andaba, como a veinte mil metros de altura…” Me sentí como cuando estaba de moda Atínale al precio y en la contestadora había un mensaje que decía “Hola, soy Marco Antonio Regil y te invito a conocer el servicio de telefonía digital de blablabla”. Esa vez en lo que oí “Hola soy Marco Antonio Regil” renegué por no estar en casa para recibir la llamada ganadora. ¡Nada! Era una grabación y de un anuncio. Así igualito me sentí. Triste mi caso.
La decepción me puso la lágrima en la punta de la pestaña. Si ya decía yo, que el que Presidencia de la República viniera escrito pr en minúsculas y el resto en mayúsculas no era error de dedo causado por las prisas. Una vez pasado el mal sabor de boca del desencanto, releí el mensaje. Quien lo envió fue cuidadoso porque, al igual que en esos anónimos hechos a base de recortes para no dejar huella, este tenía diversos tipos y tamaños de letra. El profesionalismo ante todo. Además, tenía una ortografía y puntuación impecables.
Al asombro inicial de que alguien había enviado un correo electrónico para dar un teléfono al que uno debía llamar para que tuvieran a bien extorsionarlo, siguió la consideración: capaz que el Señor Delincuente tenía problemas con la señal y su teléfono sólo recibía llamadas, sucede. O capaz que se quedó sin saldo y por eso se veía obligado a pedir a sus víctimas se comunicaran para fijar el monto a entregarle. La crisis es la crisis. ¡Y se queja Larry Flint!
Advertido esta. Si le llega un mensaje cuyo remitente es Presidencia de la República ni se alborote, igual le pasa como a esta su amiga que todavía no se repone del trancazo, y desde la tercera cuerda para más dolor.
Ya sabe: comentarios, sugerencias, mentadas, extorsiones y hasta felicitaciones por favor en adosdetres@hotmail.com Gracias por leer estas líneas (¿las leerá el Presidente?) y con ello hacer que esto valga la pena. Que tenga una semana más excitante que una sobredosis de cine porno.