Marisa Pineda
Me va a pasar a disculpar, pero
se me hinchan los dedos de orgullo al teclear el nombre de Jorge Benjamín
González. ¿Quién es? Es el atleta
paralímpico que ganó medalla de bronce en los Juegos Paralímpicos de Londres y
es de esos culichis que vale la pena presumir. Quizás su nombre y el del resto
de los atletas mexicanos que han dado a nuestro país 18 medallas en estos
juegos (y sumando) no le sea familiar porque la televisión comercial no les ha
dedicado ningún programa especial, porque sus logros no les han merecido más
allá de dos minutos en los cuales el rostro de los comentaristas parece
pedirles perdón por no darles el lugar que se merecen.
Hasta el momento de teclear éstas
líneas México lleva 18 medallas en los Paralímpicos; cinco de oro, cuatro de plata
y nueve de bronce. Dieciocho medallas más que suficientes para que estemos
echando las campanas al vuelo y la televisión pasando mensajes de felicitación
en cada corte comercial. Un solo atleta ha ganado medallas en disciplinas
diferentes, otros han impuesto nuevas marcas; pero no, para los grandes
consorcios mexicanos de televisión esos logros no han merecido mayor atención.
Ignoro cuan costosos sean los
derechos de transmisión, pero ¡carambas! mínimo un programa especial hecho en casa,
que no se note la pobreza. En Culiacán la televisión local ha estado atenta al
desempeño de Jorge Benjamín González, con reportajes previos y especiales, y no
dudo que así ocurra en cada ciudad donde radica cada atleta, pero a nivel
nacional cuan pobres de espíritu se están dejando ver los consorcios.
No hemos visto las historias de
los atletas paralímpicos desde que eran niños, de cómo llegaron a su
disciplina, de sus logros previos, de los problemas que enfrentaron para llegar
a Londres. En las revistas no aparecen las entrevistas a las abuelitas o a los
padres orgullosos contando la historia de tenacidad de sus vástagos. Nos deben
esas historias que tanta falta nos hacen en estos momentos en que palabras como
valor, coraje, tenacidad y orgullo parecen haber torcido su significado.
De acuerdo a datos del Instituto
Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) en México hay cinco millones 739
mil 270 personas con algún tipo de discapacidad, que equivale a aproximadamente
el cinco por ciento de la población mexicana. Quienes en alguna ocasión hemos estado impedidos
para movilizarnos normalmente, sabemos de la horrible discriminación que sufren
las personas con alguna discapacidad.
La de ellos es una muestra
constante de superación e ingenio para vencer la adversidad, principalmente la
que les hemos impuesto las personas “normales”. En Culiacán, por ejemplo, no
hay un parque de diversiones que incluya atractivos para niños en sillas de
ruedas. No hace mucho me topé con una fotografía de unos columpios para niños
en sillas de ruedas; se trata de unas plataformas a los cuales se sube la
silla, se asegura y a darle a la mecedera. Ojalá y no pase mucho para que los
parques públicos de Culiacán y de todo Sinaloa los incluyan.
En las salas comerciales de cine
el acceso de las personas en sillas de ruedas llega hasta la primera fila. Si
quieren ver la película deben hacerlo desde los lugares a los que les sacamos
la vuelta porque termina uno “colti” de estar con la cabeza casi viendo el
techo.
Hasta no hace mucho si una
persona en silla de ruedas quería usar un teléfono público debía solicitar a un
buen samaritano que le marcara el número, porque desde la silla no se alcanzaba
el aparato. Cuando los cambiaron más de uno puso el grito en el cielo porque
“casi hay que hincarse para poder usarlos”.
Luego están los edificios con rampas
a las que les faltan dos grados para ser paredes, por las cuales no sube fácil
ni un diablito, mucho menos una silla de ruedas. Ni que decir del transporte
urbano, ahí la adaptación llega hasta la señalización del primer asiento como
exclusivo para discapacitados. ¿Cómo se suben? Ese es otro cantar.
Y con todo ese marco adverso, en cada
edición de los juegos paralímpicos nuestros deportistas entregan buenas cuentas
en el medallero. Sin embargo, es justamente con ellos con quienes la mayoría de
los medios de comunicación de nuestro país siguen acrecentando su deuda.
Por cierto, conforme a cifras del Consejo Nacional para la
Prevención de Accidentes anualmente se registran en México cuatro millones de
accidentes viales que dejan más de 40 mil discapacitados, la mayoría en jóvenes
menores de 20 años. Espeluznante y suficiente para ponernos a pensar en cómo
hacer para que la ciudad deje de ser una gran pista de obstáculos para las personas
con discapacidad.
Muchas gracias por leer éstas
líneas y con ello hacer que esto valga la pena. Comentarios, sugerencias,
invitaciones, mentadas y hasta felicitaciones en adosdetres@hotmail.com En Twitter nos
encontramos en @MarisaPineda. Que tenga una semana de grandes logros, y anímese
a leer yo se lo que le digo, se va a divertir.