Marisa Pineda
Jamás creí que iba a decirlo ¿Dónde quedaron los comerciales de las hemorroides? ¿Qué hicieron con los de la úlcera, de las várices y de la onicomicosis? se me hacían asquerosos pero hoy creo que eran más bien científicos. Les extraño en el horario estelar en la televisión abierta, tomado éstos días por el horroroso te lo dije, por el ciudadano como Usted y como yo que a muchos nos tiene hartos y por políticos y otros tantos ciudadanos sobreactuados que mueven más a la risa que a la reflexión. Es la arena de la televisión, la catedral de los medios electrónicos lista para la lucha estelar, la presidencial.
Es verdad que elegir al Presidente de la República es asunto por demás importante; que decidir quiénes serán nuestra voz en la Cámara de Diputados y en el Senado de la República no es poca cosa; que en México el sufragio costó mucha sangre y hoy en día cuesta un buen de dinero; que la democracia es asunto de participación. Todo ello cierto, por eso mismo los de A dos de tres nos preguntamos ¿En verdad esa propaganda tan mala da tan buenos resultados, que vale la pena copar los espacios a niveles que superan el hartazgo y llegan a ser vomitivos? ¿Hay acaso alguna máxima de la mercadotecnia política que indique que entre más infame el comercial, mejores los dividendos?
En esto de la propaganda por más que uno le busque no logra identificar a rudos y técnicos. Por un lado los organismos electorales. Ya lo dijimos ¿Qué al caso involucrar niños? Pues ¡dale! Ahí sigue el chamaco balbuceando su llamado a que participes, que es nuestro mejor derecho. ¿Nuestro? Niño, no alcanzas edad para votar ni en la consulta infantil. ¡Por favor! En su labor motivadora el escuincle tiene como relevo a un tenor soltando a toda voz el famoso, como ya odioso, “te lo dije”. El anuncio, que recrea una pesadilla, es, en efecto, una pesadilla.
Del bando de las autoridades, los que se lanzan con todo desde la tercera cuerda son los sobreactuados que llaman a denunciar los delitos electorales. Si bien tales ilícitos no son asunto de risa, sus anuncios sí. Como el de las doñitas víctimas del abusón tendero, que ofrece un dinerito a cambio del préstamo de la credencial de elector. A la doña se le van los ojos en el billete, pero puede más la conciencia cívica y sobreactuada hasta la carcajada insta a denunciar el hecho, recriminando “abusan con nuestra necesidad”.
Ese es otro punto. La propaganda en las pantallas sólo la protagonizan personajes pobres o clasemedieros. La alta posición económica y social no es parte de este tipo de comerciales, obvio carecen de necesidades de las cuales abusar, pero resulta que también están exentos de ser víctimas o responsables de timo electoral alguno. Todo se concentra de la mitad hacia abajo en la escala económica, o lo que es lo mismo: al jodido joderlo.
Y si de actuaciones rebasadas se trata nadie como el honrado campesino que invita a su amigo a seguir su ejemplo y denuncie al funcionario que los amenaza con quitarles los apoyos si no gana el partido que promueve. La autoridad lueguito detuvo a los delincuentes electorales, los castigó y al delator no le quitaron el "apoyo". Es curioso que en los comerciales electoreros al dinero se le llame por su nombre sólo cuando es para un fin turbio. Sobre la celeridad en la investigación, persecución e impartición de la justicia nos queda claro que se trata de un comercial y oficial.
En esto de los anuncios, por el bando de los partidos políticos está el ciudadano como Usted y como yo que ya nos tiene hartos, porque en cada corte comercial sale una vez sí y otra también. Pero los que han producido cada perla son los del verde; la mejor, la de la señora con su hijo en brazos buscando desesperada a su vecina para que la ayude porque el niño tiene fiebre. Al ver al niño enfermo, la vecina ¿qué hace? ¿La acompaña a buscar un médico? ¿Le aplica un remedio casero? ¡No! Empieza con un discurso sobre las deficiencias en los servicios de salud pública. El chamaco ardiendo en calentura y la mujer no es ni para ponerle fomentos de agua fría. El escuincle a punto de convulsionar y ella instalada en oradora, parloteando sobre la iniciativa del susodicho partido para que cuando no nos den las medicinas, nos las paguen.
Para rematar aparece un legislador ostentando que su fracción propuso los vales de medicina e inmediatamente, en lo que equivale a la letra chiquita de los contratos, completa “para que esto sea una realidad falta que los senadores lo aprueben”. ¡Oquelá! ¿Para qué la rudeza de las verdades a medias? Como dijeran los del otro anuncio, “abusan de nuestra necesidad”.
Y todo eso ocurre mientras los protagonistas de la lucha estelar, la presidencial, se preparan para salir rumbo al ring de la contienda electoral. El muchacrema toma el micrófono y anuncia: Respetable público prepárese, esto apenas comienza.
Muchas gracias por leer éstas líneas y con ello hacer que esto valga la pena. Ya sabe, comentarios, sugerencias, invitaciones, mentadas y hasta felicitaciones en adosdetres@hotmail.com en Twitter estamos en @MarisaPineda, le da seguir y listo, lo más seguro es que no compongamos al mundo, pero nos vamos a divertir intentándolo.
Que tenga una semana libre de rudezas innecesarias.
(PD: Don Autoridad, cuántos inocentes fueron víctimas esta semana de la delincuencia organizada. Más allá de la Justicia Divina ¿Hubo ya justicia para ellos, o eso nada más se ve en los anuncios oficiales? Si espera que el olvido termine de sepultarlos, error: no se nos olvida.)