lunes, 5 de julio de 2010

A dos de tres

Marisa Pineda

El Muchacrema ha subido al cuadrilátero. Viste de gala, como siempre que se trata de una contienda estelar. Gala que para él es un traje de tres piezas, en tela brillosa y color vistoso, recamado en solapas y puños con lentejuela. La camisa, blanca, como dictan los cánones de la elegancia, tiene olanes que alcanzan a asomarse sobre la parte superior del chaleco. Perfectamente rasurado (a la antigüita: toalla caliente, brocha y navaja). En el pelo tanta brillantina, que el cabello en vez de peinarlo parece que lo esculpió. Los zapatos de charol negro espejean, reflejando las luces y todo lo que se les pone enfrente. El Muchacrema se planta al centro del cuadrilátero, toma el micrófono y con seriedad pronuncia:

Respetable público. Luuucharaaán a una sola caída, con límite de tiempo. Sin empate. Sin indulto. Sin esquina neutral. Los gladiadores lucharán al estilo técnico, ambos. La batalla estelar se espera larga, un drama. Se pide a las porras guardar la compostura para no empañar la contienda.

La afición por determinado deporte de alguna manera marca las expresiones y el modo de ir por la vida. Este domingo 4 de julio es día de elecciones en Sinaloa (y en otros once estados) y en esas charlas de café, en las que uno resuelve los problemas nacionales e internacionales en lo que se consume un expresso o dos americanos, hay quienes dicen que el proceso aquí se irá “a extrainning”, a “tiempos extras” e incluso “a penales”. Para quienes seguimos la lucha libre eso nos es ajeno.

En el deporte del pancracio es excepcional que hoy en día se de una lucha con límite de tiempo (como la electoral en que las leyes establecen plazos) y el indulto es apenas una referencia de lo que no obtendrás, o que si lo obtienes prefieres declinar para salvar el honor y caer de cara al sol, en vez de quedar arrodillado.

No obstante ser esporádicas, las luchas con límite de tiempo van a una sola caída y tienen como sello distintivo la fiereza y la inteligencia con que se desarrollan. Son una extraña mezcla de intuición y análisis, aplicados a una velocidad que no deja margen para errores. Los errores se estudiarán después, se diseccionarán sus causas, pero eso será ya mera enseñanza.

En A dos de tres nos aprestamos a acudir a votar este domingo 4 de julio. Los del departamento de Vida y Estilo sugieren outfit casual (pantalón de mezclilla y playera blanca o beige, lisa, sin nada de adornos) porque en la casilla no quieren que el votante acuda con ropa del color de alguno de los partidos. Como ahorita hay cada mezcla de color, recomiendan asistir en tonos neutros. Los de Estudios Económicos y del Consumidor recomiendan ir temprano: dedo manchado (con tinta indeleble) descuento garantizado. Votas, dicen, y de ahí vas a hacer válido tu descuento en restaurantes y/o tiendas. El acudir temprano permite buscar bien entre la mercancía y no conformarte con hurgar entre lo que dejaron los madrugadores.

La de la letra irá por una razón más romántica, cívica o como le quiera llamar: En cada vez más ocasiones pareciera que el único derecho que quedara por ejercer es el de pataleo, pero resulta que está también el del sufragio y hay que hacer uso de él. Es un derecho que ha costado sangre para conquistarlo, y dinero para preservarlo. Si no échele pluma: sueldos de los funcionarios electorales de todos los niveles, prerrogativas a los partidos políticos, compra de material para cada casilla, impresión de boletas, combustible para el traslado del material, y una larga lista de etcéteras.

Además, sería una grosería dejar plantados a los funcionarios de casilla que, esos sí por mera responsabilidad civil, madrugaron para revisar y acomodar el material electoral, armar las urnas y esa estructura en la cual usted va a marcar la boleta. Sería bien feíto dejarlos plantados.

En A dos de tres lo invitamos a votar, no le vamos a decir por quien, esa es decisión suya. Ya bastante tuvo con toda la propaganda que recibió en su correo electrónico, en el teléfono celular, en el de su casa, en las calles, en el cielo (no, no era el circo Rolex, era un candidato), al ritmo de las canciones de moda y hasta de las clásicas populares. A estas alturas seguro sabe a quien tachará en la boleta.

Por cierto, eso me recordó la anécdota de un candidato a diputado que al llegar a una comunidad le dijeron de todo y este respondió: ya sé que no me quieren, por eso, cuando vean mi foto en la boleta, táchenla, pónganle una cruz.

Muchas gracias por leer estas líneas y con ello hacer que esto valga la pena. Ya sabe, comentarios, sugerencias, invitaciones, mentadas y hasta felicitaciones por favor en adosdetres@hotmail.com

Que tenga una semana de elecciones acertadas.